Todas las miradas fueron puestas sobre la municipalidad de San Miguel de Tucumán en los últimos días: la intendenta Rossana Chahla decidió dar de baja más de 500 contratos de personas que habían sido incorporadas a la planta municipal en condiciones irregulares en los últimos meses del gobierno de Germán Alfaro. De acuerdo a las explicaciones de los funcionarios municipales y de la propia intendenta, muchos de ellos serían «ñoquis», dado que no se presentaban a trabajar ni brindaban servicio alguno a la municipalidad.
El lunes y el martes se sucedieron protestas en la sede de 9 de Julio y Lavalle, donde se congregaron algunas personas cesanteadas y sobre todo familiares o conocidos de esas personas. El martes fueron vistos concejales, dirigentes y punteros del alfarismo, incluso de otros municipios, arengando en la movilización, En paralelo, el exintendente Germán Alfaro daba una nota al diario La Gaceta para desentenderse de las movilizaciones y criticar a su sucesora. Alfaro cuestionó la época en la que la actual jefa municipal tomó la decisión de dar de baja a estas personas, pero no así las razones de esta medida: “Si hay algo criticable es la oportunidad, más en el contexto social en el que estamos. Echar a la gente antes de navidad y fin de año es no tener un poquito de empatía, sensibilidad. Hay mucha gente que ha tomado créditos, que se ha endeudado y programó su vida en base a esos ingresos”. “Y no estamos hablando de ingresos superiores. El sueldo o salario de la municipalidad son 200, 230 mil pesos que deja de percibir los sueldos”, se quejó sobre los bajos salarios del municipio.
Chahla fue consultada sobre estas declaraciones en la conferencia de prensa que dio hoy para aclarar la situación de los contratos dados de baja. La intendenta contestó con una pregunta retórica: «¿No es falta de empatía tener gente 27, 20 o 19 años trabajando y no haberla nombrado, después de tantos años trabajando bajo el sol o bajo la lluvia haciendo las cosas que hay que hacer?». También sostuvo que «hay que reivindicar a los operarios» y aclaró que «la empatía está con ellos, con quienes trabajan a deshoras y no están reconocidos hace años». «La empatía tiene que empezar por ahí», finalizó la exdiputada nacional.