Gustavo Coria asumió como ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad en un momento caliente. Por y después del crimen del ingeniero Mariano Barbieri durante un robo en Palermo. Le toca conducir el área durante los últimos tres meses de Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, que echó a Eugenio Burzaco, el ministro anterior.
De 54 años, casado y con dos hijas (27 y 21), Coria es licenciado en Ciencia Política y dice ser un apasionado por la gestión. «Me gusta transformar», asegura. Es hincha de River aunque hace tiempo no va a la cancha. Tampoco duerme mucho, unas cuatro horas en promedio, porque cuenta que cuando no está en el Ministerio, recorre las calles de la Ciudad. Sobre todo a la noche, incluso sábados y domingos. Dice que eso es fundamental. Entonces sin nombrarlo, se diferencia de Burzaco, que cuando mataron a Barbieri estaba en Estados Unidos y lo habían visto entre el público de un partido de tenis del US Open. Eso le costó el cargo.
Nacido en General Levalle, un pueblo del sur de Córdoba, conoce el paño. Fue jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia y Seguridad durante las gestiones de Diego Santilli y Marcelo D’Alessandro, entre 2018 y 2021. Con Santilli sumó rodaje en la gestión pública. Entre 2016 y 2018 fue presidente del Ceamse cuando el «Colo» era ministro de Ambiente y Espacio Público porteño. Después lo acompañó en la campaña como precandidato a Gobernador de la Provincia por Juntos x el Cambio. Santilli perdió con Néstor Grindetti la interna, ocurrió el crimen de Barbieri y Coria fue designado como ministro. En una entrevista con Clarín, responde 6 preguntas sobre seguridad:
–¿Hay más inseguridad en la Ciudad que en años anteriores?
–La Ciudad de Buenos Aires del 2016 en adelante viene llevando adelante con la seguridad una política de Estado. Arrancó con la creación de la Ley del Sistema Integral de Seguridad Pública, la creación del Instituto de Seguridad Pública, un sistema de gobernanza civil, un despliegue inteligente de todos sus recursos, es decir, los hombres y mujeres que componen la fuerza más todo lo que es la logística de patrulleros, camionetas, motos, inversión en tecnología importante y una actitud policial. Todo eso permitió llevar a la Ciudad de Buenos Aires a ser la segunda capital con el menor índice de homicidios de América. Hay un trabajo que da sus resultados en cuanto a lo que es el delito violento en sí, con lo cual el índice que en el 2018 estaba en 4,86 de homicidios cada 100.000 habitantes hoy está en 2,85. Te habla de una política en materia de seguridad que ha sido exitosa. Eso no implica que no haya problemas que corregir, que no haya ajustes que haya que ir haciendo permanentemente.
«La política nuestra es tolerancia cero contra el delito», dice el ministro Coria. Foto Ariel Grinberg–¿Qué importancia tiene la estadística cuando alguien pierde a un ser querido en un hecho delictivo o los ahorros de toda su vida en un robo?
Los números son números y son números fríos. Mientras exista un delito en la Ciudad de Buenos Aires, nosotros tenemos que trabajar como si fueran muchos, independientemente de la cantidad. La política nuestra es tolerancia cero contra el delito. Tolerancia cero contra el delincuente. Los delincuentes en la Ciudad de Buenos Aires son los que tienen que tener miedo. Lo que tienen que poder vivir en paz son los vecinos. Mientras exista un delito, nosotros vamos a trabajar todo el día en la calle para que ese delincuente esté de posesión de la Justicia y que el ciudadano pueda vivir tranquilo.
–¿Alcanza la cantidad de policías que hay hoy en toda para cubrir toda la ciudad? ¿Y cuántos hay actualmente en general y en la calle?
–Hoy la Ciudad tiene una policía con una dotación de 26.000 hombres y mujeres. En la calle hay aproximadamente 19.000. El resto son áreas investigativas, de cibercrimen y demás. El despliegue de recursos es inteligente. Se distribuyen conforme a cuatro efectores: población de un barrio, movilidad demográfica, superficie y mapa del delito. Eso se complementa con toda la inversión que se viene haciendo en tecnología. Hoy la Ciudad tiene dos herramientas que son muy potentes. Primero, un sistema de videovigilancia que son 13.200 cámaras propias con 3.000 kilómetros de fibra óptica propia para ese sistema de seguridad y tiene aproximadamente unas 1.800 cámaras integradas. Esas 15.000 cámaras nos permiten videovigilar el 75% de las calles. Pero aparte el sistema de videovigilancia tiene un sistema de inteligencia artificial para hacer más eficiente el uso de esas cámaras. La segunda herramienta más poderosa es el anillo digital que nos permite controlar todos los ingresos y egresos de la Ciudad de Buenos Aires. Esa herramienta nos permitió bajar un 90% el robo automotor en los últimos 15 años.
–En su momento se anunció el sistema de reconocimiento facial y se informó habían logrado detenciones de más de mil prófugos de la Justicia. Después no se dijo nada más. ¿Qué pasó con esas cámaras?
–El sistema de reconocimiento facial es una herramienta extraordinaria que se implementó durante la gestión de quien fue ministro de Justicia y Seguridad en 2018, Diego Santilli, y lo que permitió es poner a disposición de la Justicia 2.100 prófugos que eran buscados por la Justicia, muchos de ellos por delitos graves, homicidios, robos, abuso sexual. Es un sistema de inteligencia artificial que funcionaba con 300 licencias de manera rotativa sobre 15.000 cámaras. En ese momento había 46.000 personas con pedido de captura o en rebeldía. Es imposible para un policía que camina por la ciudad recordar 46.000 rostros. Esta herramienta, que es inteligente, te permitía detectar la identidad de la persona que buscaba la justicia, matchearla contra la base de datos del Ministerio de Justicia de la Nación y el Renaper y, en el instante, había un dispositivo para ir a detenerlo. Hubo un amparo en 2022 con una cautelar. Hoy el sistema de reconocimiento facial no está funcionando. Nosotros estamos trabajando con la Defensoría del Pueblo ahora para poder levantar la volver a utilizarlo como una herramienta de seguridad.
–Y hablando del rol de la Justicia, en el caso del asesinato del ingeniero Mariano Barbieri en Palermo, el acusado tiene antecedentes y condenas por distintos delitos y estaba libre. ¿Qué hace falta cambiar para que estas personas que tendrían que estar presas no estén en la calle cometiendo delitos?
–Hay que revisar el Código Penal y el Código Procesal Penal. La semana pasada estábamos haciendo un operativo en Constitución sobre un local de celulares robados. En el mismo momento que estábamos clausurando el local y que estábamos secuestrando 91 celulares robados y 60 autopartes, a una cuadra un arrebatador robó un celular y logramos detenerlo. Fue el miércoles. Ese arrebatador había salido en libertad el lunes. A los dos días estaba delinquiendo. Tenemos un problema, claramente, con el Código Procesal Penal y con el Código Penal que hay que revisar. Y sí, el trabajo con la Justicia no puede detenerse un solo día, tiene que ser todos los días.
El Régimen Penal Juvenil también hay que discutirlo, absolutamente. Vemos con preocupación que en el caso puntual de la Ciudad, los varones de 13 a 17 años representan el 3% de la población. Sin embargo, los varones de 13 a 17 años son responsables del 10% de los robos y hurtos que se realizan en la Ciudad. No solo hay que revisar la ley penal juvenil, hay que revisar el sistema de cuidado de esos menores porque si no lo revisamos, esos menores o matan o mueren.
Coria asumió como ministro el 5 de septiembre en reemplazo de Burzaco. Foto Ariel Grinberg–El domingo motochorros asaltaron a un diplomático en Palermo y un ladrón murió. En Recoleta le rompieron los vidrios a una mujer que volvía de una casa de cambio. ¿Por qué es tan difícil resolver el tema de los motochorros?
–Mientras exista un solo caso, nosotros vamos a trabajar como si existieran miles. El robo con moto se da cuando los otros regímenes delictivos no tienen posibilidades de entrar. Representan aproximadamente el 8% de todos los robos en la Ciudad. Les resulta fácil moverse, les resulta fácil desplazarse y les resulta fácil escaparse. Por eso lo que nosotros hicimos es reforzar los lugares donde mayor amenaza hay conforme al mapa del delito, conforme la movilidad de la gente, con más presencia policial motorizada. Ustedes van a ver muchísima más presencia policial motorizada en aquellos lugares donde hay una mayor amenaza. Es preventivo. Y si sucede, tener una rápida reacción, como fue puntualmente el caso del robo al vehículo de los funcionarios de la embajada de Turquía.
MG