viernes, 26 julio, 2024
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Gregory Porter engrandece el amor por el jazz en La Axerquía

En uno de los temas de su álbum All Rise (2020), Gregory Porter canta: If love is overrated, let me be the one that is naive; traducido: Si el amor está sobrevalorado, déjame ser el que es ingenuo. Así que en un mundo tocado por la frivolidad, la incomunicación y la vacuidad, quedan homenajes al sentimiento, al amor por el amor e incluso por las cada vez menos transitadas vías del jazz. Pero el camino de Porter siempre ha estado ligado a la ternura –ha asegurado seguir cantando de manera profesional por habérselo prometido a su madre en su lecho de muerte– cuando la meta del cantante, mucho antes de entrar en la industria, era convertirse en jugador de fútbol americano

Precisamente el enternecimiento ha sido la sensación generalizada durante toda la puesta en escena, pese a estar protagonizada por un hombre de dos metros de altura y más de cien kilos. Aunque la gran figura, acompañada de su característica e inseparable gorra, no pueda comprender del todo los acordes y movimientos imposibles por los que transitan sus compañeros de escena, el amor a la músicaun oído prodigioso también cuenta– mueve sus milagrosas cuerdas vocales hasta que el oyente se pregunta si realmente está viviendo en esta época.

Con el bajo de Jahmal Nichols, al que ha seguido el órgano de Ondrej Pivec y la batería de Emanuel Harrold, para luego dar paso al gran hombre y esa frase la frase: Si el amor está sobrevalorado...El ambiente se ha llenado de magia instantánea entre un público bastante escaso; la mitad del teatro vacío. Quizá sea por la época del año o porque el público no es del todo consciente de la fortuna que supone ver tan cerca al que podría considerarse como el Nat King Cole contemporáneo, en la única parada en españa dentro de su gira europea. La elección ha sido nada menos que el Festival de la Guitarra y esta voz, su voz, ha subido el nivel de la 42º edición on un acompañamiento tan de altura como la medida del vocal. A penas unos segundos del saxo de Tivon Pennicott junto al scat de Porter han bastado para preguntárselo de nuevo. El por qué de tantos espacios vacíos. ¿De verdad queda poco interés colectivo para el jazz?

No ha habido problema. Como parte de ese reducto romántico, los escasos centenares han vitoreado al conjunto en cada cambio para hacer uso de la emoción de un millar. La esencia afroamericana sigue estando intacta , auténtica, como el primer momento en que cogieron un instrumento para gritarle al mundo. Sin ánimo de caer en clichés, la historia del jazz vinculada a la libertad de unas raíces sigue fascinando, tanto como los solos de jazz de Pennicott abrazando la noche.

Gregory Porter en La Axerquia Manuel Murillo

El respeto de los intérpretes a los silencios, junto a su química sobre las tablas, han hecho de cada solo una experiencia vibrante e irrepetible, como solo ocurre en las lindes del margen para la improvisación. Y qué decir de la voz. Porter funciona bien siempre, pero mejor cuando tiende a las notas bajas antes de subir hacia esferas más altas y terminar con unos humildes «thank you» y «grasias», sin mucho alarde. Luego ha cantado sobre the spirit of love, the spirit of good music and the spirit of freedom.. El espíritu del amor, el espíritu de la buena música y el espíritu de la libertad. Clap your hands to the rhythm of your heart… Toca las palmas al ritmo de tu corazón. Entonces el público le ha seguido. «¿Él es del sur?» se ha escuchado por las gradas. El de corazón cálido, tan cálido como puede ser California, abraza con los temas más cercanos al soul, llenos de intensidad.

Gregory Porter en La Axerquia Manuel Murillo

Uno de los momentos más hermosos ha llegado con Hey Laura, ese canto de amor no correspondido pero todavía con la esperanza de una futura vuelta de tuerca. Is there someone else instead of me… go ahead and lie to me and make me believe … Si hay alguien más en lugar de mí, adelante, miénteme y haz que me lo crea. Amor que lucha y no se rinde, como el amor al jazz y sus reductos. Solo los amantes sobreviven igual que esta música vive gracias a los corazones de quienes la sienten aunque no la entiendan del todo. Lenguaje universal, Abrazo cálido el de Porter.

«Esta canción va sobre volar alrededor del mundo para alcanzar algunos sueños… Pero cuando lo consigues quieres volver a casa junto a la gente que amas» Así ha introducido Concord, con un directo de dejar sin oxigeno, como si el oyente se transformase en el astronauta que protagoniza este tema. Casi inexplicable. De otro mundo, el de los genios, ha sido el solo de Nichols junto a la elegancia de Chip Crawford al piano. Qué difícil fijar el oído en una sola de las muchas fracciones de genialidad compositiva. Ahí está el gigante, emulando a Ray Charles y, por momentos, a Simone. Incluso ha habido espacio para homenajear a Chick Corea y su Spain en un medley. Derroche de groove el de esta noche. Con el público enloquecido. No han estado todos los que debieran, pero sí los necesarios. Los ingenuos, si es que el amor al jazz está sobrevalorado.

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