Los inversores digieren la tensa paz en Medio Oriente y van evaluando posicionamientos. Los precios de las materias primas también están adecuándose al nuevo escenario geopolítico. Pero hay dos elementos que ahora trabajan a favor del mercado alcista.
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Los mercados financieros mundiales siguen de cerca cualquier alteración de los flujos de petróleo y gas.
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En Medio Oriente se respira cierta calma tensa después de la tregua alcanzada entre Irán e Israel a manos de Donald Trump quien, unilateralmente, declaró el fin de la Guerra de los 12 días. Por ello, los analistas geopolíticos advierten que la región sigue siendo un polvorín y cualquier error de cálculo puede hacer saltar por los aires una paz tan endeble como inestable, que suscita inquietud por la posibilidad de un conflicto más amplio entre Teherán, Tel Aviv y Washington. Es así que los mercados financieros mundiales siguen de cerca cualquier alteración de los flujos de petróleo y gas. Si bien se descontaba un alza de los precios del petróleo, el sentimiento de aversión al riesgo se ha mantenido moderado en todas las clases de activos, como débil respuesta de los inversores que siguen alerta. En este contexto, gran parte del sector de las materias primas se vio afectado negativamente en las últimas semanas, incluyendo los cereales, las materias primas blandas y, obvio, el crudo, mientras que el precio del oro y la plata fluctuaron y se mantienen fluctuantes. Sin embargo, los expertos del mercado de materias primas están tomando nota de dos acontecimientos importantes que podrían inclinar la balanza a favor de los alcistas en los mercados de futuros de materias primas: la caída del dólar y la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU.
Por un lado, el rey dólar está recibiendo un duro golpe y ahora está contra las cuerdas. El índice del dólar (USDX) alcanzó su mínimo en 3,5 años y mostró una tendencia a la baja desde mediados de enero. El USDX es una canasta de seis divisas (euro, dólar canadiense, corona sueca, yen japonés, franco suizo y libra esterlina) ponderadas frente al dólar. Para los analistas del sector, el índice es un buen indicador de la salud general de la economía estadounidense, además la mayor parte del comercio mundial todavía se realiza en dólares. De modo que cuando el dólar se deprecia en el mercado cambiario, la compra de materias primas denominadas en dólares en términos de divisas extranjeras resulta más económica, lo que sugiere una mayor demanda de dichas materias primas, como metales, cereales, energía, materias primas agrícolas y ganado. “Es importante destacar que las tendencias en los mercados de divisas tienden a ser más sólidas y duraderas que las tendencias de precios en otros mercados. El índice del dólar, que lleva seis meses en una tendencia bajista, no representa en absoluto un mercado bajista maduro en lo que respecta a los mercados de divisas. Preveo que el efecto alcista del debilitamiento del dólar en los mercados de materias primas se prolongue al menos un año más”, sostiene Jim Wyckoff del grupo canadiense Kitco.
Pero hay otro elemento que podría influir en el índice del dólar que es la próxima reunión de los BRICS, que tendrá lugar en Río de Janeiro los próximos 6 y 7 de julio, entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, países que buscan debilitar la fortaleza del dólar y su estatus de reserva a nivel mundial. Cabe recordar que los BRICS nacieron en 2009 como contrapeso al Grupo de los Siete países industrializados más importantes (G-7), y en 2024, el bloque se expandió con la incorporación de Irán, Egipto, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos. Esta cumbre será seguida de cerca por el mercado en general, pero especialmente por los operadores de divisas.
Materias primas: el efecto rendimiento de los bonos del Tesoro
El otro factor que está jugando a favor de un mercado alcista de las materias primas es la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU, lo que le da a la Reserva Federal (Fed) cierto margen para recortar las tasas de interés, como desea Trump. La tasa del bono a 10 años cayó a un mínimo de dos meses, en torno al 4,2% anual. Entre los argumentos detrás de esta caída de los rendimientos estadounidenses destacan los informes de inflación más moderados en los últimos meses, algunos datos económicos recientes de EEUU que no han sido excesivamente débiles, pero tampoco robustos, y una mayor demanda de bonos del Tesoro como refugio seguro en medio de la reciente crisis geopolítica en Medio Oriente.
Para los expertos del mercado de bonos, la caída de los rendimientos en EEUU sugiere que la Fed recortará las tasas de interés más pronto que tarde. Hoy el mercado prevé al menos dos recortes de tasas por parte de la Fed este año y las propias proyecciones actuales de la Fed indican dos recortes. “Sin embargo, si los rendimientos de los bonos del Tesoro continúan con una leve tendencia a la baja en las próximas semanas, no se sorprenda de que el mercado considere tres recortes de tasas por parte de la Fed. Puede estar seguro de que el presidente de la Fed, (Jerome) Powell, también está sintiendo la presión del presidente Trump para recortar las tasas de interés”, sostiene Wyckoff. En tal sentido, Powell anticipó en el tradicional Foro del Banco Central Europeo (BCE) en Sintra (Portugal), el regreso de los recortes de las tasas de interés antes de que finalice el año, aunque no develó en cuál de las cuatro reuniones que el banco central mantendrá en lo que resta de 2025 se producirá. Dijo: “una sólida mayoría de los miembros del Comité FOMC espera que sea apropiado más tarde este año empezar a reducir las tasas de interés de nuevo». Las palabras de Powell son coherentes con la previsión del banco central, que, en su última reunión, celebrada el mes pasado, mantuvo los dos recortes de tasas previstos para este año, por lo que, previsiblemente, las tasas bajarán tras mantenerse sin cambios en el primer semestre del curso.
Por lo tanto, si la Fed recorta las tasas de interés, es probable que esto estimule la demanda de bienes y servicios de los consumidores debido a la reducción de los costos de financiamiento, y esto hace más probable que otros importantes bancos centrales del mundo hagan lo mismo, lo que a su vez estimulará una mayor demanda global de materias primas, incluidos los metales. Por ello, los expertos arriesgan que este escenario implicaría un repunte cíclico en los precios del mercado de las materias primas que probablemente duraría al menos un par de años