martes, 22 abril, 2025
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Opiniones sobre el fin del mundo. Milei y los espejismos de su era

Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.

Otra vez una pose que aturde. El gobierno, con el préstamo del Fondo en el bolsillo, juega a ser, una vez más, una potencia política. El festejo ensordecedor no oculta el fracaso del proyecto. Las contradicciones no desaparecen más allá de la narrativa libertaria. Un nuevo ciclo de carry trade, el programa de Caputo, se inicia. Otro derrumbe salarial acompaña la timba del ministro de Economía. Suben los precios, cae el consumo.  Elecciones que hablan y grafican el hartazgo con este formato de democracia.

Un puente más, un segundo espejo

El inicio de la columna de Van der Kooy el domingo pasado refleja lo siguiente: “Javier Milei y sus huestes libertarias han pasado en un puñado de días de estar agazapados en un sótano a caminar con aires victoriosos sobre una alfombra de nubes. La transformación resultó posible gracias a dos cosas: el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el respaldo de Donald Trump ilustrado con la presencia en la Argentina del secretario del Tesoro, Scott Bessent”[i]. Elementos clave para entender el relanzamiento del gobierno.

Parodiando los blindajes fallidos que ha realizado el Fondo a otros gobiernos argentinos, insistió con la misma receta. Sin embargo, como era de esperar, el festejo de Milei puede tener costos que ya reclaman desde el norte como la cancelación del SWAP que resalta Diego Genoud en su columna en El Destape. También, el mismo periodista, muestra las contradicciones que se hallan en el nuevo plan de los burócratas de Washington. Recalca que: “El argentino entrena a la secta de gobierno en la política de edulcorar el fracaso y presenta la segunda devaluación del peso como un paso decisivo en su camino al cielo. Pero la campaña publicitaria contrasta con el traslado a precios que golpea en el mostrador. De ahí, la presión de Caputo sobre las alimenticias para dilatar la nueva temporada de aumentos que ya se siente en todos los rubros y el inédito sentimiento patriótico que floreció en hiper remarcadores como Federico Braun”[ii].

El puente electoral de deuda, que se usa para subsidiar un dólar barato para un nuevo ciclo de carry trade, no puede, a la vez, despejar el 10% de devaluación arremetido el día que Caputo comunicó el fracaso de su plan y el inicio de una hipotética Fase 3. De un índice de inflación ya alto, y de un proceso que posiblemente contara con una dinámica de más devaluación e inflación. Como lo refirió el antes mencionado Genoud, también resalta la importancia del fogonazo inflacionario Ricardo Kirschbaum: “Telefonazos y reuniones, con reminiscencias directas del estilo impuesto por Guillermo Moreno, para bajar precios. Aprietes, disfrazados de forzadas advertencias, a productores agropecuarios, apurándolos para que liquiden sus dólares. Desde el presidente Milei para abajo les recuerdan que las retenciones a las exportaciones del agro volverán en julio. El que avisa no es traidor, es el mensaje”[iii].

Estos componentes son los que insertan las dudas a la nueva iniciativa forzada del gobierno libertario. En el medio, un escollo importante que, más allá de la inflación, puede afectar su imagen en un año de elecciones. Los salarios se derriten y, se demuestra que los “anticasta” replican las políticas de burócratas profesionales que tuvieron como deporte afectar esa variable.

Los salarios se derriten

La fase 3 no se podría explicar sin un nuevo mazazo a los ingresos de las mayorías. Nicolás Llantos reflejó que: “El gobierno celebra la salida del cepo al dólar mientras aprieta todavía más el cepo a los salarios, que tras la devaluación de la semana pasada se convirtieron en el único ancla que le brinda cierta estabilidad al esquema macroeconómico. Es un escenario en el que todas las opciones son malas para los trabajadores: si los precios suben se vuelven pobres, si no suben es porque ya son pobres”[iv].

Esta asfixia sobre los ingresos de quienes viven de vender su fuerza de trabajo, en gran parte, es lo que explica el clima recesivo del programa ya conocido del ministro de Economía que, gobierne quien gobierne, no cambia de receta. “El rechazo de las nuevas listas de precios es atribuido en los puntos de venta a la merma vertical de la demanda, que lleva 15 meses seguidos de caída. A nadie le extrañaría que en una próxima masterclass, Milei dijera que a la cifra del Índice de Precios al Consumidor anual hay que restarle los puntos que obtuvo River Plate en el campeonato de fútbol de 1980, y a la disminución del consumo netearle los de Inter Miami en el primer año de Messi, tal es la claridad y credibilidad de sus peroraciones”[v], Horacio Verbitsky utiliza este ejemplo histórico y deportivo para graficar la caída de las compras que ya perduran más de un año. Una caída que tiene cierta objetividad y que se hace sobre un instrumento concreto, los tickets. Esta caída además ha tenida la misma dinámica, nunca se recuperó.

Todo astillado

Este desequilibrio económico consciente, que promueve un horizonte sin dólares y con un modelo agotado, es lo que se traduce, también, como el motivo de la descomposición del sistema de partidos y frentes.

Ni el gobierno puede fidelizar a sus amistades, como el PRO, que cada vez se disuelve más, ni la oposición que ya fracasó con la experiencia del Frente de Todos puede inventar un pegamento que una las mil partes del peronismo que le abrió las puertas a Milei.

Comenzando con la relación de LLA y el PRO, Martín Rodríguez Yebra alertó que: “Las elecciones porteñas le caen en un momento incómodo a Milei, justo cuando podría sentirse el pico inflacionario. Saldrá a poner el cuerpo en una disputa local a la que empujó a su vocero Manuel Adorni porque siente que el verdadero sentido de este año electoral es conquistar definitivamente la derecha argentina. Macri se convirtió en un obstáculo a su juicio”[vi]. Tanto es así que el propio candidato de LLA, Adorni, afirma que sería un éxito si sacara un segundo lugar cerca de Santoro.

En espejo, el PJ, sigue con sus rencillas de aparatos. Hoy, con la muerte del Papa, un jugador que siempre se posicionaba en estas internas y unió a los mil dirigentes con diferentes posteos por su fallecimiento, desaparece una palabra que seguro Cristina Fernández y Kicillof esperaban tener. Mientras llegaron a un acuerdo por un presunto calendario electoral, aún se debaten si irán juntos o no y, en caso de que suceda, están viendo el formato para no perder la Provincia ante el oficialismo. Claudio Bravo, en Clarín, subrayó: “La decisión de Cristina Kirchner de ceder en la pulseada con Axel Kicillof por las fechas de las elecciones en la provincia de Buenos Aires propició una tregua en el peronismo, hasta el siguiente momento de disputa intensa que ocurrirá con la definición de las listas. De no haber sorpresas las primarias se suspenderán este miércoles, pero quedará por discutirse el posible regreso de las colectoras y la habilitación de las re-reelecciones para intendentes y legisladores. Todo cruzado por la tensión latente entre los sectores en disputa por el liderazgo del espacio”[vii]. Tiempos contradictorios que muestran la crisis más profunda del régimen y sus partidos, que mientras se pelean por pcia de Buenos Aires, y el orden nacional, este peronismo maltrecho, puede ganar en caba.

Las democracias que nadie quiere

Steven Forti, un cientista social italiano y estudioso de las nuevas derechas, publicó hace unos meses un texto en el que problematiza la cuestión de las democracias. Haciendo una evaluación internacional, afirma en su libro: “no es tan exagerado, ni está fuera de lugar ni es fruto de un pesimismo cósmico preguntarse si las democracias son un sistema en riesgo de extinción o, directamente, si seremos la última generación que ha vivido en democracia”. La llegada de los outsider que hacen campaña contra los elementos democráticos que aún persisten gracias a la resistencia de la calle, demuestra la tesis de Forti.

También, si revisamos los datos que arrojaron las primeras elecciones de este año en Santa Fe, se puede llegar a la misma conclusión. Jorge Liotti, en La Nación, analizando los comicios de dicha provincia y, en particular, los resultados del oficialismo de Pullaro, destaca: “el 34,61% que consiguió estuvo lejos de lo que esperaba en la previa. Implicó una pérdida de más de la mitad de los votos que obtuvo hace dos años. Si a eso se suma que la participación fue del 55% y que hubo 5% en blanco y 5% impugnados, la cuenta da que el mandatario radical en realidad contó con el apoyo del 17% del padrón electoral”[viii]. Y, además, luego agrega: “Esto no es sólo un problema para Pullaro. Es sobre todo una señal de comportamiento social, porque está marcando que se profundizó el nivel de apatía y dispersión de los últimos años. Hay una parte de la disputa electoral que ya no es entre candidatos o partidos, sino entre los que tienen interés en la representación democrática y los que entienden que no tiene sentido ir a votar”[ix]. A su vez este dato del porcentaje de la población que decide no ir a votar, no participar, pone en un lugar de menos legitimidad lo elegido.

Habrá que ver si esta dinámica se replica en CABA, el resto de las provincias que van a votar este año y en las elecciones nacionales. Es probable que suceda por el contenido de una democracia que como lo demuestra hace más de 40 años: no educa, no cura ni asegura un trabajo estable. Y a la vez esa ultraderecha que cuestiona las libertades democráticas, puede o no sumar votos en un formato de poca participación, es una democracia, donde al evento por excelencia de participación ciudadana, hay un porcentaje de la población que no acude. No legitima, será la calle otra vez la que podrá definir la perspectiva futura.

Esas instituciones, y la democracia en crisis, hacen crujir un modelo capitalista, su régimen específicamente. De ahí las intenciones de mudar el formato de reproducción social de la vida hacia un esquema más autoritario. La izquierda tiene la oportunidad de cuestionar, lo que siempre se señaló. Defender nuestras libertades democráticas, y discutir una forma más justa e igualitaria que la democracia en crisis. Ni una democracia formal y ficticia, ni el modelo de Milei y compañía, un gobierno de la izquierda y los trabajadores.

La creatividad en esta instancia, la amplitud táctica, en la calle, sobre todo, son herramientas necesarias para volverse un polo convocante que rompa con los espejismos de la realidad libertaria.


[i] Del pánico a la borrachera mileísta. Eduardo Van Der Kooy – Clarín (20-4-2025)

[ii] Trump, Milei, China y los límites de la doctrina Cohn. Diego Genoud – El Destape (20-4-2025)

[iii] Bajar la inflación por otros métodos; alejarse de China; derrotar a Macri. Ricardo Kirschbaum – Clarín (20-4-2025)

[iv] Milei libera el dólar y pone cepo a los salarios: precios de la servidumbre al FMI. Nicolás Llantos – El Destape (20-4-2025)

[v] Palo y zanahoria. Horacio Verbitsky – El Cohete a la Luna (20-4-2025)

[vi] El imperio del dólar barato. Martín Rodríguez Yebra – La Nación (20-4-2025)

[vii] Provincia: el peronismo avanza con la suspensión de las PASO, pero sigue en riesgo la tregua entre Cristina y Kicillof. Claudio Bravo – Clarín (20-4-2025)

[viii] Un giro que determina el futuro del plan libertario. Jorge Liotti – La Nación (20-4-2025)

[ix] Ídem.

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