domingo, 10 agosto, 2025
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LLA-PRO: aliados hoy, enemigos mañana

Tras el comunicado, sin firma ni fotos, en el que se dio a conocer la alianza LLA-PRO en la Ciudad de Buenos Aires, la única pregunta que ronda el círculo rojo es cuántos días después de octubre tardará en romperse.

La historia está repleta de aliados tácticos convertidos en enemigos estratégicos. La alianza Estados Unidos-Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial es el caso más emblemático. De aliados a grandes antagonistas de la Guerra Fría. Igual que la alianza que finalizó con el enfrentamiento sangriento entre la Alemania de Hitler y la URSS de Stalin. O la de EE.UU. con los muyahidines afganos, que alimentó el terrorismo que destruyó las Torres Gemelas.

Las alianzas tácticas de Milei con políticos, medios y periodistas son coyunturales y riesgosas. Para unos y otros

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Milei-Massa. La idea de aliados tácticos convertidos en enemigos estratégicos es atribuida a Perón, probablemente a partir de su experiencia con Montoneros que concluyó con un conflicto armado dentro del peronismo. De aliados a enemigos es un concepto redundante en ese partido: Menem con Duhalde o Kirchner con el mismo Duhalde. El último es Sergio Massa con Javier Milei.

En 2023, el peronismo se asoció con el libertario aportándole dinero y estructura política para que creciera electoralmente y les sacara votos a los candidatos del PRO, Larreta y Bullrich. El resultado ya se conoce: gracias a su aliado peronista, Milei no sólo le restó votos al macrismo sino que le ganó al propio Massa.

Después de triunfar, Milei y Mauricio Macri constituyeron una alianza táctica que se reflejó en un apoyo del PRO a la mayoría de las iniciativas del oficialismo. Sin embargo, desde la asunción del libertario, esa alianza siempre amenazó con convertirse en una enemistad estratégica.

Es lo que suele pasar con estas asociaciones de conveniencias coyunturales. Cuando una de las partes empieza a creer que es el principio de una larga amistad, la otra parte ya la está traicionando.

Una amenaza que en este caso sigue latente y que no terminan de saldar los acuerdos alcanzados para competir en las próximas elecciones.

De hecho, quienes en estas semanas pudieron escuchar de cerca las opiniones del expresidente y de los hermanos Milei, solo oyeron desconfianzas y reproches mutuos. Dicen que están unidos por el espanto al kirchnerismo, pero no parece ser tanto mayor que el espanto que cada uno siente por su aliado.

Milei-Macri. Aún es un enigma cómo llevarán adelante la campaña electoral en la Ciudad de Buenos Aires, teniendo en cuenta que en las recientes elecciones de mayo los candidatos del PRO criticaron con dureza al Gobierno nacional y, con la misma dureza, recibieron las réplicas de LLA. Eran las mismas críticas que, al cierre de esta edición, ambos sectores continuaban transmitiendo en privado.

Los unos, señalando el extremismo ideológico, el antirrepublicanismo y el desequilibrio emocional de Milei. Los otros, sosteniendo que del macrismo no se puede esperar más “que los pocos votos que nos vayan a sumar en octubre antes de desaparecer de la Ciudad”.

Tan incómodos se sienten ambos aliados que, en su cuenta de X, Karina Milei escribió que la base del acuerdo era “el compromiso innegociable de defender el plan económico y dar la batalla cultural cada vez que la historia lo requiera, hasta el 2027”. Al parecer, la historia tendría oportunidad de requerirlo sólo durante los próximos dos años.

María Eugenia Vidal, quizá la mayor referente del PRO en la Ciudad después de los Macri, ya avisó que no cuenten con ella (“No estoy dispuesta a ceder mis convicciones por una elección o un cargo”). Se supone que quienes integraron la lista encabezada por Silvia Lospennato, quien en mayo obtuvo el 16% de los votos defendiendo la gestión macrista en la Ciudad, tan criticada desde el Gobierno, deben compartir el mismo sentimiento. Sería razonable que tampoco Jorge Macri fuera un efusivo defensor de quienes quieren derrotarlo en 2027.

El pacto en CABA está explícitamente limitado a un objetivo tan frío y puntual como que LLA obtenga dos senadores y cuatro diputados, y el PRO otros dos diputados. Todo empieza y termina ahí.

La apuesta libertaria es alcanzar el 50% de los votos que el actual jefe de Gobierno porteño obtuvo en 2023. Esto implicaría sumarle al 30% que Adorni sacó en mayo, la totalidad del 16% de quienes se le opusieron votando al PRO. Más otros cuatro puntos. ¿Lo logrará?En todo caso, se trata de un acuerdo tan pragmático que prepara las mejores condiciones para las traiciones por venir después de octubre.

En los demás distritos en donde hubo alianzas similares, surge el mismo interrogante. ¿Hasta cuándo la vocación hegemónica del mileísmo puede contar con la colaboración del macrismo y de otras fuerzas provinciales? La primera respuesta podría ser: hasta que los sectores socioeconómicos que sustentan esa pretensión hegemónica se sientan beneficiados por este modelo.

Será el día en que eso cambie cuando los incómodos aliados de hoy se transformarán en feroces enemigos estratégicos.

Milei-medios. También hay riesgosas alianzas tácticas entre los poderes de turno y el periodismo. Hay carreras políticas, empresas y periodistas que se construyeron a partir de ellas.

Pero, como las anteriores, son alianzas peligrosas y pasajeras. Los beneficios mutuos duran hasta que el poder se diluye y ya no hay intercambio posible de favores. Entonces todos pierden.

Hay notorios ejemplos en el pasado reciente, como la obsecuencia mediática generalizado durante gran parte del menemismo y del kirchnerismo, y el posterior “sálvese quien pueda” que degradó a unos y otros.

Habrá que ver cómo se termina resolviendo el actual acuerdo táctico de Milei con medios y comunicadores cuando estos se conviertan en enemigos estratégicos. Hoy, tras 20 meses de gestión, ya hubo importantes deserciones en el oficialismo mediático, pero con otros la sociedad sigue intacta.

La genial entrevista del periodista Mehdi Hasan, de Al Jazeera, a Diana Mondino, justifica de alguna forma la necesidad presidencial de mantener viva la protección de dicha alianza. Sin ella, habría muchos Mehdi Hasan ejerciendo el periodismo en la Argentina.

Lo que esta semana hizo el periodista de la cadena internacional con Mondino fue hacer lo que los colegas locales no pueden ejercitar con el jefe de Estado ni con sus funcionarios. Hasan se informó para preguntar, prestó atención a las respuestas para repreguntar y no se hizo el distraído cuando su entrevistada intentó eludir las respuestas.

El reportaje de Al Jazeera a Mondino, justifica de alguna forma por qué Milei no puede conceder entrevistas

Se las recomiendo, es una clase tanto para periodistas como para ciudadanos incómodos con los simulacros de reportajes que se publican a diario.

Alianzas riesgosas. Ajeno a cualquier alianza táctica, Hasan obtuvo la verdadera voz de una exfuncionaria que pretendía no quedar mal con Milei pero, instada con profesionalismo para que respondiera, tampoco quería mentir y terminó poniendo en duda el equilibrio mental del Presidente y su responsabilidad en la estafa $Libra: “O no es inteligente o es una suerte de corrupto”.

Es cierto que difícilmente los Milei y sus funcionarios fueran capaces de salir airosos si se expusieran a entrevistas similares.

Pero insistir con el pacto de no-entrevistas también los deja expuestos al papelón. A ellos y a quienes hacen las veces de periodistas.

Funcionarios, políticos de distintos partidos, periodistas, empresas de medios: hay que tener cuidado con las alianzas tácticas.

Suelen ser como frágiles puentes colgantes. Un día sirven para avanzar, pero no soportan demasiado tiempo el peso de la realidad.

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