jueves, 3 julio, 2025
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Día 564: El kuzushi y el fin de los DNU de Milei

Kuzushi es el principio fundamental del judo, que consiste en romper el equilibrio del oponente antes de aplicar una técnica. Se logra desplazando su centro de gravedad mediante empujes, tirones o movimientos circulares que lo obliguen a perder estabilidad en una dirección determinada. Sin un buen kuzushi, la proyección es ineficaz, ya que el rival puede resistir o contrarrestar con facilidad. Por eso, en cada técnica de judo, primero se realiza el kuzushi (desequilibrio), luego el tsukuri (entrada y preparación), y finalmente el kake (ejecución del lanzamiento).

¿Qué tiene que ver esto con la realidad política? Les voy a pedir un poco de atención para explicar esta relación, porque creo que encontramos en el kuzushi que la oposición necesita aplicarlo si quiere frenar la política de ajuste en áreas sensibles como salud, educación, jubilaciones y cobertura a personas con discapacidad.

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La sesión de ayer en la Cámara de Diputados terminó en escándalo: agresiones y chicanas cruzadas entre el oficialismo y la oposición hicieron que se levantara. Sin embargo, el martes que viene se tratarán en comisión el aumento presupuestario para las universidades y la declaración de emergencia pediátrica solicitada por los trabajadores del Hospital Garrahan.

Pero hubo un proyecto que pasó más desapercibido y que probablemente sea la más importante, que es la modificación de la ley que regula los DNU. Sería este kuzushi, en términos de judo. Luego, habría que juntar dos tercios para que se produzca la segunda fase, lo que sería el tsukuri o entrada para luego impulsar leyes anti motosierra que, en nuestra metáfora de judo, sería el kake, la ejecución del lanzamiento.

Hasta ahora, lo que viene sucediendo es que la oposición logra frenar algunos aspectos de la motosierra oficial, como los aumentos en los haberes jubilatorios, pero son muy pocos. Sin embargo, el Gobierno termina aplicando vetos o imponiendo las modificaciones que busca a través de decretos de necesidad y urgencia. Es decir, los vetos y los DNU forman parte de la caja de herramientas que utiliza el Gobierno.

Si el Ejecutivo impulsa un decreto o veta una ley, la oposición necesita dos tercios en ambas cámaras para revertir esa decisión. De esta manera, con apenas más de un tercio en una sola de las cámaras –donde alcanza con el apoyo de algunos pocos diputados aliados– el Gobierno logra avanzar, a pesar de contar hoy con solo 39 diputados y seis senadores.

En este columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), vamos a hacer un racconto del funcionamiento de este mecanismo y analizar por qué es necesario modificar esta normativa para que el Congreso pueda actuar como un verdadero poder de contrapeso en la república.

El gobierno de Milei empezó con un megadecreto de aproximadamente 300 artículos, que en su mayoría están vigentes. El famoso DNU 7023 fue anunciado por el presidente Milei el 20 de diciembre del 2023, a diez días de asumir la presidencia, y dijo: “He firmado este decreto para comenzar a destrabar este andamiaje jurídico e institucional opresor que ha destruido nuestro país”.

La medida incluyó la derogación de las leyes de Góndola, de Alquileres, de Tierras, de Compre Nacional y de Abastecimiento, del régimen laboral y de la normativa que impide la privatización de empresas públicas, entre otras normativas. Impresionante. Son leyes que tienen un fuerte impacto en la vida de las personas, sin discutirlas con nadie.

Vale mencionar que en Estados Unidos, un país donde el presidencialismo es tan grande como en Argentina, un presidente puede firmar decretos, llamados órdenes ejecutivas. Sin embargo, esas medidas no pueden anular leyes que fueron aprobadas por las dos caras del Congreso.

La otra cara del modo de funcionamiento del gobierno de Milei en lo que respecta a la labor legislativa es el veto. El Presidente nunca ocultó su forma de proceder al respecto. A cinco meses de haber asumido, participó del Economic Forum y declaró: “Bukele no tenía ningún diputado cuando asumió. Gobernó a puro veto, que es lo que voy a hacer yo. Les voy a vetar todo”.

Uno de los vetos más reconocidos fue el que Milei hizo al aumento que se logró para los jubilados tanto en Diputados como en Senadores, impulsados por una parte del radicalismo, el peronismo, el pichetismo y algunos diputados del PRO.

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En ese momento, Milei logró conseguir 85 diputados: sus legisladores, los de la mayoría del PRO, una parte de los radicales, el peronismo tucumano vinculado al gobernador Jaldo —el mismo que ahora le dice al Presidente que tenga cuidado porque si no gobierna con los gobernadores no va a poder gobernar—, y algunos bloques menores como el de Píparo y el del MID.

A estos diputados, Milei los llamó los 85 héroes y los invitó a comer un asado en la Quinta de Olivos. Quizá uno de los momentos más icónicos fue la declaración del legislador Damián Arabia (PRO), que contó que llevó a la cena una ensalada de papa y huevo, con la idea de que cada uno tenía que pagar su menú.

Tal fue la indignación que generó esta comida que provocó una manifestación de jubilados en la Quinta de Olivos. “Mientras ellos comen asado, nosotros no comemos nada. Si como, no pago los remedios. Si pago los remedios, no como”, expresó con angustia una de las jubiladas presentes.

Tres días después, el líder de la Cámpora, Máximo Kirchner, tuvo una intervención bastante particular al respecto: «El veto es una facultad constitucional, hay que dejar de patalear. Hay que ponerse a construir». Probablemente, los jubilados no están muy de acuerdo con esta intervención de Máximo Kirchner.

Sin embargo, el diputado de Unión por la Patria tiene un punto. El veto es una facultad constitucional y cambiarlo implicaría un cambio de la Constitución en ese punto. Por eso, lo que efectivamente la oposición intenta hacer es modificar la ley de DNU, que si se puede hacer con mayoría simple en ambas cámaras.

Lo mismo pasa con el famoso tema de la ampliación de los integrantes de la Corte: se puede aumentar la cantidad de jueces de la corte del tribunal con mayoría simple, pero para nombrarlos, hacen falta los dos tercios.

Si el Gobierno puede vetar la ley que modifica los DNU, se requeriría nuevamente dos tercios de ambas cámaras para defenderla y, de esta manera, bloquear esta forma de proceder del Gobierno.

Al mismo tiempo, si no se consiguen los dos tercios, el Gobierno podría rechazar la modificación de la legislación, que tiene absoluta lógica. No puede ser que una ley requiera la aprobación por mayoría simple en dos cámaras, mientras que un decreto sólo requiere la aprobación tácita de una de ellas. Además, un decreto puede eliminar una ley, sin que una de las cámaras se reúna para rechazarla.

Si se alcanzaran los dos tercios, la oposición podría impulsar varias leyes de protección a las áreas sensibles que sufren por la motosierra de Milei, como lo es el Garrahan o las universidades y evitar sus vetos.

Todo vuelve a la necesidad de alcanzar los dos tercios, algo que implicaría trabajar sobre diputados del PRO desencantados con la orientación de fusionarse con La Libertad Avanza, y es fundamental avanzar con este cambio antes de las elecciones de octubre. En esta instancia, el Gobierno solo tiene para ganar cantidad de diputados, porque solo renueva tres bancas.

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Si la oposición sigue dilatando esta iniciativa, acceder a los dos tercios se volverá aún más difícil. Sin embargo, aunque el Gobierno saque un 40% de los votos, será muy difícil que llegue a tener el tercio propio necesario para seguir sosteniéndose con los DNUs y los vetos. Seguirá dependiendo de la oposición.

Por ejemplo, si en octubre lograra el 40% de los votos en elecciones legislativas de medio término, en la que solo se renueva la mitad de Diputados (127 bancas) y un tercio de Senadores (24 bancas), es muy difícil llegar a un tercio propio. Esto es porque hoy parte de 39 y el resto ya está ocupado por bancadas que no se renuevan. En el Senado es aún más complejo: parte sólo de 6 y necesitaría al menos 24 para un tercio.

Si la oposición nota que Milei sigue siendo un proyecto de primera minoría, tal vez cambie de orientación y se vuelve más sencillo avanzar hacia una unidad opositora más confrontativa y no tan colaboracionista. Obviamente, el objetivo del Gobierno es Diputados, porque en Senadores nunca alcanzaría el tercio.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV/ff

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