Mayo cerró con un repunte en la frecuencia de compra en los almacenes, aunque con consumidores cada vez más medidos y atentos a las promociones.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera, quien comentó que, “la compra diaria es algo que se está imponiendo cada vez más”.
Según explicó, a diferencia de épocas de alta inflación, “la gente ya no corre apenas cobra para llenar la heladera”, sino que compra lo necesario y espera los descuentos del mes.
Savore advirtió que este nuevo patrón se traduce en un aumento del 30% en el flujo de personas que ingresan a los locales, aunque los montos por ticket sean menores. “Cada ticket es una persona que entró e hizo un gasto, y eso está creciendo”, afirmó.
Marcas PyME: la elección del bolsillo
El comportamiento del consumidor también está impulsando el crecimiento de las segundas marcas. “Todavía sigue creciendo la marca PyME”, destacó Savore, señalando que aunque el argentino es “marquista”, la diferencia de precios inclina la balanza.
“La señora o el señor elige el puré de tomate que esté más accesible, aunque no sea de marca conocida”, relató. Este fenómeno no solo responde a la inflación, sino también a un cambio cultural en el consumo.
Grandes marcas en retirada (y algunas en reacción)
El alza de precios llevó a la caída del consumo de productos líderes. Savore citó el caso de una conocida leche chocolatada que “costaba $4.500 y no se la vendíamos a nadie”, pero que recientemente, gracias a un descuento del 50%, comenzó a recuperarse.
“Eso es parte de la reflexión de las empresas”, explicó, aunque aclaró que “todavía hay muchas primeras marcas que quieren sostener el precio y se quedan estáticas”.
Los comercios también son cautelosos
El fenómeno de cautela se extiende también a los comerciantes. “Yo fui al mayorista y compré 5 bultos, no 25 como antes”, ejemplificó Savore. La razón: el consumo es más medido y, si bien las promociones ayudan, “la gente compra a diario, no llena el changuito”.
Los almaceneros compran según la rotación y la oportunidad, evitando quedarse con stock que no se venda. “Si la mercadería no rota, no la repongo. Así de simple”, afirmó.
Qué productos dejaron de venderse
Algunos productos se volvieron inviables. Savore mencionó los cereales en caja, que superan los $5.000, y productos de limpieza e higiene personal dominados por oligopolios. “Ese lustramueble en aerosol es demasiado caro y no lo llevan”, dijo. En esos rubros, además, hay menos competencia de marcas PyME.
El cliente mira el bolsillo: sólo queda un 35% del sueldo para gastar
“Después de pagar luz, gas, prepaga y colegio, a la gente le queda entre un 35% y un 40% para pasar el mes”, explicó el referente almacenero. Aunque la inflación mensual de alimentos ronda el 2,5%, otros gastos fijos crecen más rápido y erosionan el ingreso disponible.
Este diagnóstico lo obtiene del contacto cotidiano con sus clientes. “La gente cuestiona que sigue siendo complicado llegar a fin de mes”, resumió.
Impuestos: el gran peso oculto en el precio
Desde el otro lado del mostrador, Savore advirtió sobre el impacto de la presión fiscal en los precios al consumidor. Comparó valores con Paraguay: “Un Fernet fabricado en Argentina cuesta allá $9.000 y acá lo tengo que vender a $14.000”, ejemplificó.
El IVA del 21%, sumado a otros tributos como Ingresos Brutos, eleva los costos. “La mercadería va tomando más y más valor y eso llega al precio final”, finalizó.