martes, 25 marzo, 2025
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Fin de una era: nueve de cada diez se jubilaron por moratoria el año pasado

De acuerdo con el Boletín de Estadísticas de Seguridad Social, de diciembre de 2023 a diciembre de 2024 se incorporaron al sistema jubilatorio 426.290 personas. De esas, 381.288 lo hicieron mediante moratorias, lo que representa el 89,1% del total. Hoy finaliza el plazo para poder comprar aportes y el Gobierno anunció que no va a prorrogarlo. Esto implicó que nueve de cada diez se jubilaron por moratoria. Ya sin esta posibilidad, quedan las opciones de seguir trabajando o tramitar una prestación por adulto mayor, que equivale al 80% del haber mínimo.

El último informe de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social advierte sobre una “significativa dificultad de los trabajadores para alcanzar los años de servicios con aportes requeridos para acceder a la jubilación”. En resumen, el documento señala que la brecha en materia de trayectoria laboral también se traslada al acceso a un ingreso después de los 60 años, en el caso de las mujeres, y después de los 65 para los hombres: el 50% de los varones y el 69% de las mujeres no podrían acceder a un beneficio contributivo. Los números, sin embargo, son en base a los aportantes actuales. Según especialistas, podrían ampliarse al 90% de las mujeres y al 70% de los hombres si se analizan las características del mercado laboral en las últimas décadas.

Dada la precariedad de los empleos, durante las últimas décadas el acceso a la jubilación vía moratoria previsional, que consiste en la compra de los aportes faltantes, fue creciendo como porcentaje del total. En 2014 la cantidad de personas que había accedido a una pensión por este mecanismo era el 46,9% del total. Para fines de 2024 este porcentaje se incrementó hasta llegar al 59,4%.

La brecha no solo se manifiesta entre hombres y mujeres, también entre profesiones. El sector con menor grado de registración de toda la economía es el de las trabajadoras de casas particulares. De acuerdo con los últimos datos oficiales, el 78,6% se desempeña en condiciones precarias y no cuenta con aportes jubilatorios. Si bien el porcentaje logró reducirse en las últimas décadas –era del 94,8% en 2005– se mantiene en un piso superior al 70%, con algunas variaciones. Si se comparan los números del tercer trimestre del 2023 al tercer trimestre de 2024 (último registro) la informalidad creció más de cuatro puntos porcentuales: escaló del 74,1% al 78,6%.

En 2020 un estudio específico sobre este sector del entonces Ministerio de Trabajo –titulado “Condiciones de empleo, trabajo y salud de Trabajadoras Domésticas de Casas Particulares”–, afirmaba que “este porcentaje es considerablemente mayor que en el caso del resto de mujeres asalariadas, donde la tasa de informalidad es en promedio 25,2%” y, “si se considera únicamente a las ocupadas que desarrollan tareas que no requieren calificación, la informalidad aumenta al 44%”.

Se trata, además, de un trabajo altamente feminizado: el 99,3% de quienes lo realizan son mujeres y en su mayoría concentradas en el tramo etario mayor a 25 años. Además, el 44% son jefas de hogar y el 9,1% son migrantes –principalmente de países limítrofes–.

Sobre las condiciones de este tipo de trabajos el Ministerio indicaba que la tasa de no registro es mayor cuanto menor es la cantidad de horas trabajadas en el empleo principal (esto es, la casa de mayor cantidad de horas) y mayor para aquellas trabajadoras con poca antigüedad en el puesto de trabajo (menor a un año). A su vez, y como consecuencia de esta situación “las trabajadoras no registradas cuentan con un bajo nivel de acceso a derechos como obra social (9,4%), aguinaldo (18,8%) y seguro de accidente (3,3%)”.

Después de las trabajadoras de casas particulares, los sectores con mayor grado de informalidad son el de la construcción (77,4%), hoteles y restaurantes (52,3%), comercio (44,8%), y transporte, almacenaje y comunicaciones (35,1%).

El primero de estos rubros presentó una baja del 7,2% interanual en su actividad, y acumuló, según los datos del Indec, trece meses de caída. Entre junio de 2023 y junio de 2024, estima la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), se perdieron 120 mil puestos de trabajo.

En términos generales, según el informe publicado por el Indec por el Día Internacional de la Mujer, para el tercer trimestre de 2024 el 39,3% de las mujeres asalariadas trabajaban en condiciones de informalidad, un porcentaje que se reduce al 36,7% en el caso de los varones.

Si se toma en cuenta la edad, las personas de hasta 24 años son mayoría en los trabajos informales (el 65,5% tiene un empleo de estas características), un porcentaje que baja para quienes están en el rango de entre 25 y 34 años (40,7%) y de 35 a 49 (29,5%).

El reporte del Indec reveló también que las mujeres “tienen una mayor participación relativa en ocupaciones vinculadas al cuidado, tales como ‘actividades de los hogares como empleadores de personal doméstico’, ‘enseñanza’ y ‘salud humana y de servicios sociales’”.

En la actualidad, el 88,8% de las mujeres y el 90,7% de los hombres que tienen la edad para jubilarse percibe un haber. Pero, mientras de esos totales el 79,4% de las primeras accedieron a ese beneficio mediante una moratoria, ese porcentaje es del 47,5% para los hombres, sostiene el mismo dossier.

Por otro lado, el haber medio previsional de las mujeres es un 26,8% inferior que el de los varones.

En marzo, las jubilaciones mínimas fueron de $ 279.121,71, mientras que la Prestación por Adulto Mayor (PUAM) –que es la opción que quedará para quienes tengan hasta 29 años de aportes, más de 65 años, sean argentinos o naturalizados y no cobren algún otro beneficio– alcanzó los $ 223.297,36. A esos ingresos debe sumarse el bono de $ 70 mil, congelado desde hace más de un año.

La canasta de un jubilado, estima la Defensoría de la Tercera Edad, es de $ 1. 200.523.

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