Un anticuario se acercó a una venta de garaje en Minnesota, Estados Unidos, y eligió una pintura que estaba arrumbada junto a muchas otras pinturas. La pagó 50 dólares y se fue. Esa baratija podría ser en realidad una obra maestra de Van Gogh no descubierta valorada en 15 millones de dólares. La pieza muestra a un pescador fumando su pipa mientras arregla su red en una playa desierta.
Esta compra ocurrió en 2019 y este año expertos llegaron a la conclusión de que esa pintura es una obra del famoso maestro holandés.
El comprador vendió la obra a LMI Group International, que gastó 300.000 dólares y utilizó alrededor de 30 expertos en su búsqueda para demostrar la veracidad de la pintura.
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Los especialistas encontraron varias huellas que les permitieron concluir en la autenticidad del cuadro, incluso hallaron lo que parecía ser un pelo rojizo posiblemente revelador incrustado en la pintura. Otra pista fue la firma “Elimar” que estaba inscrita en la parte inferior del cuadro.
Elimar es el apodo que Van Gogh usó en otra de sus pinturas y los expertos de la agencia digital Odd Common notaron la similitud entre la escritura en ambas firmas.
Este hallazgo habría sido pintado por Van Gogh mientras estaba convaleciente en un hospital psiquiátrico en el sur de Francia. La colección de 150 pinturas se inspiró en las obras de otros artistas y Van Gogh las describió como «traducciones» en cartas a su hermano Theo.
El abogado de LMI, Lawrence Shindel y Maxwell Anderson, el antiguo curador del Met, notaron que una obra de arte similar del ‘Retrato de Niels Gaihede’ del pintor danés Michael Ancher de las décadas de 1870 y 1880 también presenta a un pescador en una pose similar.
Creen que Van Gogh pudo haber copiado las obras de otros artistas con su propio estilo durante esta época, lo que puede explicar por qué la paleta de colores de la obra desenterrada es más apagada que sus tonos habituales.
Anderson y Shindel ahora deben convencer al Museo Van Gogh de Ámsterdam que recibe alrededor de 40 presentaciones potencialmente creíbles cada año.
El trabajo de verificación de autenticidad: ¿Es un Van Gogh?
Los expertos contaron con la ayuda de Jennifer Mass, presidenta de Análisis Científico de Bellas Artes, qué investigó el pigmento y la composición del lienzo para intentar fechar la pieza. Según Mass, el número de hilos del lienzo coincidía con los producidos en la época de Van Gogh.
Pero había un color que le generó dudas, por lo que buscó la ayuda de Ben Appleton, un abogado de patentes de Wilson Gunn, para chequear si ese tono existía en ese momento histórico. Appleton examinó montones de patentes francesas escritas a mano y pudo dar con una de 1883 que correspondía al color y que desafiaba la suposición de que la pintura no se fabricó hasta el siglo XX.
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A pesar del análisis exhaustivo, el Museo Van Gogh de Ámsterdam, Países Bajos, aún debe atribuir la pintura a Van Gogh, aunque se negó anteriormente a atribuir la pintura a Van Gogh cuando el propietario anterior se acercó a él en diciembre de 2018.
Sin embargo, LMI, que adquirió la pintura en 2019, confía en que es auténtica. «El descubrimiento de un cuadro de Van Gogh hasta ahora desconocido no debería sorprendernos», se lee en el informe. “Es bien sabido que Van Gogh perdió muchas obras, las regaló a sus amigos y no tuvo especial cuidado con ninguna obra que considerara un estudio, de las cuales había muchas”.
Van Gogh nació en la ciudad holandesa de Zundert en 1853 y se suicidó de un tiro en 1890, con solo 37 años. El artista luchó contra problemas de salud mental a lo largo de su vida y se cortó la oreja izquierda con una navaja tras una discusión con el famoso pintor francés Paul Gaugin.
Solo había comenzado a experimentar el éxito en el último año de su vida, y su trágico suicidio avivó posteriormente el interés por sus obras. Incluyen las pinturas fundamentales de Los girasoles y La noche estrellada.
LT