lunes, 27 enero, 2025
InicioPolíticaDel PRO a Cambiemos. A Juntos por el Cambio. A Juntos?

Del PRO a Cambiemos. A Juntos por el Cambio. A Juntos?

Miguel Ángel Pichetto sostuvo que el error de Mauricio Macri tras ganar las elecciones de 2017 fue querer imitar lo que ahora hace Milei, utilizando incluso la misma palabra, “batalla cultural”, cuando es en el triunfo donde debería haberse abierto a sumar a los peronistas de Córdoba y a los socialistas de Santa Fe, y buscar acuerdos con el peronismo no kirchnerista para generar un apoyo político que transmitiera al mercado que las reformas que se fueran introduciendo, aunque paulatinamente, quedarían para siempre al contar con un consenso multipartidario.

Lo mismo sostuvo al día siguiente (ambos en Radio Perfil) el director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral, Mario Riorda: es en la victoria cuando el líder debe abrirse porque en ese momento el costo a pagar es el más bajo. El único que lo supo fue Néstor Kirchner en 2007 con la transversalidad, mientras que Cristina, Macri y Milei hicieron lo contrario y sufren/sufrirán las consecuencias.

Esta perspectiva común del político activo con mayor experiencia del país y del consultor político argentino que mayor cantidad de elecciones asesoró modifica en 180 grados el diagnóstico de Mauricio Macri sobre lo que hizo mal y derivó en la fallida bicéfala presidencia de Alberto Fernández-Cristina Kirchner, y la emergencia actual de Javier Milei.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Mauricio Macri y el gurú de Javier Milei, Santiago Caputo (echado por Macri de la consultora de Duran Barba en 2018 por criticarlos de ser tibios), comparten la tesis que asigna el fracaso del gobierno de Cambiemos al gradualismo. En palabras de Macri: “Haría lo mismo más rápido”. Ese diagnóstico es el que llevó a Mauricio Macri a derechizarse, a abandonar los consejos de Jaime Duran Barba, a alejar de sus filas a Marcos Peña y preferir a Patricia Bullrich en lugar de Horacio Rodríguez Larreta e, inconscientemente o no, a Javier Milei en lugar de Patricia Bullrich.

El primer año de Javier Milei demostró a los exintegrantes de Juntos por el Cambio, el PRO, los radicales y la Coalición Cívica la necesidad de recuperar su identidad porque podrían estar de acuerdo con parte de la lógica económica de Javier Milei pero en desacuerdo con las formas autoritarias, aun peores que las del kirchnerismo. Y en la recuperación de esa identidad, en lugar de correrse a la derecha precisan hacer exactamente lo opuesto, correrse al centro, que fue lo que les permitió ganar en 2015 y 2017, perder muy honrosamente en 2019 y volver a ganar en 2021 con el modelo de Larreta y no el de Bullrich.

Alcanzaron estos trece meses para comprobar que el peor adversario de Milei es el verdadero liberalismo, económico, político y cultural. Que al grito libertario de “Dios, Patria, familia y propiedad” se le opone “razón, ciencia, progreso y valores humanos”.

Como bien explicó en su columna de ayer en PERFIL Artemio López (recomiendo su lectura); “Las grandes rebeliones populares no las despliegan, al menos inicialmente, los sectores sociales más vulnerables. En el Cordobazo de finales de los años sesenta fueron los obreros de la industria metalmecánica, los mejor remunerados, junto a los estudiantes universitarios, los que encendieron la chispa de la patriada frente a la dictadura de Onganía. Incluso en la crisis de salida de casi un cuarto de siglo de neoliberalismo, plasmada en el año 2001, fueron los segmentos medios al ver atrapados sus ahorros en los bancos los que comenzaron la rebelión”.

Después de una década de empobrecimiento sostenido, las clases bajas han ido perdiendo el deseo igualitario y se han ido conformando con aspiraciones de mera subsistencia. Cita Artemio López la paradoja de Tocqueville: “Cuando la desigualdad social es abismalmente grande, se vive como natural, la imaginación social ni siquiera es capaz de plantearse la posibilidad de su supresión y a nadie se le ocurre intentar transformar el orden establecido”.

Será la clase media la encargada de enfrentar el autoritarismo libertario y no la clase baja, disciplinada por una década de pobreza que le robó el deseo y un año de Patricia Bullrich que le activó el miedo. El mejor ejemplo fue que la marcha a favor de la Universidad pública, que tuvo al viejo radicalismo como dínamo, fue mucho mayor y significativa que todas las organizadas por el kirchnerismo, los sindicatos y la izquierda.

La representación política de la clase media estuvo en el Cambiemos de 2015, cuando inteligentemente Marcos Peña consideraba a Cambiemos una evolución al centro de un partido de derecha como el PRO. Su desafío sería volver a las fuentes de aquel Cambiemos, alejándose de LLA, para representar los valores de la clase media, que comparten la necesidad de superávit fiscal (Lavagna fue el padre de los superávits gemelos) pero rechaza cualquier forma de autoritarismo (Milei, quien fue elegido para ordenar la economía, hablando en contra del discurso woke en Davos es el ejemplo invertido de Alberto Fernández hablando del fin del patriarcado mientras aumentaba la pobreza).

Quizás el desdoblamiento y adelanto de las elecciones en la Ciudad sea un síntoma de conciencia de que el PRO precisa recuperar la identidad de Cambiemos o fenece absorbido por la LLA. Que el mejor camino para el futuro del PRO no es el recorrido por Patricia Bullrich mientras lo presidió sino el de Horacio Rodríguez Larreta y, paradójicamente, “el Macri negro”, como se califica a Jorge Macri diferenciándolo de su primo, que tuvo una vida patricia, sea quien pueda lo que Larreta no pudo.

Haber contratado como asesor de campaña a Antoni Gutiérrez-Rubí, quien hizo presidente a Gustavo Petro en Colombia y dejó a Sergio Massa a solo tres puntos de haber sido presidente, ganando la primera vuelta con la carga de representar al gobierno con peor valoración de la democracia, son credenciales de falta de anteojeras ideológicas.

Así como el peronismo, erradamente, apoyó a Milei para debilitar a Juntos por el Cambio, con inteligencia podría hoy comprender la importancia que para el sistema democrático tendría un neo-Cambiemos fortalecido para no dejar a parte de clase media con un vacío de representación y como herramienta de equilibrio político frente a cualquier deriva autoritaria.

Más Noticias