La vuelta de Gonzalo Montiel es probablemente el golpe más fuerte del mercado de River. Porque se trata de un campeón del mundo, porque se trata de un hijo de la casa, porque regresa con 28 años recién cumplidos, porque es uno de los futbolistas más queridos por los hinchas, porque todos somos Montiel pero los de River lo son un poquito más.
Ahora bien, en términos futbolísticos, el retorno de Cachete también tiene una segunda lectura: así como GM nunca terminó de brillar en Sevilla ni en Nottingham Forest como lo hizo en Núñez, el CARP tampoco logró cubrir el hueco en el lateral derecho que dejó su partida en agosto de 2021, momento en el comenzaron a extrañarse sus prestaciones.
Para reemplazar a Montiel, al fin y al cabo, River debió volver a traer a Montiel. Pero mientras tanto, durante este lapso de tres años y medio, no sólo probó un sinfín de variantes que no terminaron de responder sino que invirtió muchos millones más que los que obtuvo cuando vendió al héroe de Madrid, que luego sería también de Doha, a España.
El primero fue un Alex Vigo llegó desde Colón en febrero de ese mismo año (la transferencia fue de 2.000.000 por el 50% del pase más el préstamo por 18 meses de Cristian Ferreira) y que nunca pudo estar a la altura: al cabo de apenas 19 presencias se fue, primero cedido a Independiente y luego al Estrella Roja de Belgrado (por una temporada, con una opción de compra de 2,2 millones de dólares que, como no se activó, hizo que AV pasara a Talleres como parte del acuerdo que hizo River con Fassi para adquirir a Enzo Díaz en 2023).
En su momento, Gallardo también había probado sin los mejores resultados a Casco por derecha con Angileri de tres, pero finalmente encontró una solución transitoria con Robert Rojas: el Sicario, con más prestancia defensiva que vocación de ataque, cumplió en aquel campeón de la Liga ‘21 pero cuando lograba adueñarse de la banda sufrió la fractura de tibia y peroné en abril del 2022 contra Alianza en Lima. Después del largo parate tampoco se afianzó y se fue.
Sin éxito, luego el Muñeco usó allí a un Mammana (12 PJ como cuatro, una asistencia) que fue alternando con Andrés Herrera, que llegó (le pagó u$s 2.500.000 a San Lorenzo por el 70% de su ficha en febrero de 2022) luego de que no prosperaran las negociaciones para contratar desde Independiente a un Fabricio Bustos que llegaría más adelante. Llegó a probar eventualmente, incluso, a un Paulo Díaz que conocía la función desde su paso por San Lorenzo.
Demichelis, en su primera ventana de pases, incorporó a Enzo Díaz y finalmente corrió a Casco de marcador de punta derecho: más allá de un semestre apenas aceptable en el campeón de la LPF23, Milton volvió a tener problemas en el carril diestro, que más allá de su condición de ambidiestro no es su perfil natural. Así, ya en la era Micho, el puesto siguió siendo un problema. Un problema que, por caso, quedó en evidencia dramáticamente en la eliminación de la Libertadores contra Internacional de Porto Alegre y con un Enner Valencia que expuso el déficit.
Los experimentos que no le funcionaron a Demichelis…
Después de probar con Herrera y Casco, MD creyó que podía encontrar la solución puertas adentro y decidió inventar un lateral derecho: Santiago Simón. El canterano, extremo en Inferiores y volante interno en Primera, también desfiló por la zona: sin oficio de marcador, con problemas de marca y ubicación lógicos, tampoco se adueñó de un lugar que con Gallardo sólo había ocupado una vez, en un partido contra Arsenal en el que el rival defendía con los 11 en su área.
A la inversa, también experimentó llevar a ese sector a un Sebastián Boselli que tenía marca pero no proyección: el del uruguayo fue otro experimento que apenas funcionó puntualmente para tomar a Jaminton Campaz en el mata mata de Copa de la Liga de 2023 contra Rosario Central y que Demichelis quiso replicar en la Supercopa con Estudiantes para anular a Edwuin Cetré. Eduardo Domínguez cambió de lugar al colombiano y el rol de SB quedó obsoleto aquella noche.
Así las cosas, hace un año River volvió a atacar el mercado: más allá de que Demichelis en la fallida pretemporada yanqui de enero decía que tenía cinco posibles laterales derechos (“Herrera, Casco, Simón, Boselli e incluso Paulo Díaz”), pocas semanas después el club contrataba a Agustín Sant’Anna desde Defensa y Justicia, por el que pagó u$s 3.000.000 para adquirir el 100% de su ficha.
El charrúa jugó muy poco, tuvo una presentación fallida ante Boca en el primer Súper de la temporada pasada, luego algunos partidos correctos y su lesión en el menisco externo de la rodilla derecha en el amistoso de invierno lo marginó del resto del año. Y ahora, con el regreso de Montiel, ya le buscan club y se perfila para ser el próximo en salir.
En ese contexto, ya sin Demichelis y con Gallardo, el Muñeco volvió a buscar a Bustos, su viejo anhelo, y el CARP concretó su llegada en agosto después de una inversión global de 5.4M de dólares para satisfacer a todos los involucrados, ya que Inter era el propietario mayoritario (45%, recibió u$s 3,8M) de una ficha que se compartía con el jugador y su manager (40%) e Independiente (15%). De mayor a menor, Fabricio apareció como una alternativa confiable y de jerarquía, que ahora deberá pelear mano a mano el lugar con un Gonzalo Montiel que vuelve porque el mercado lo permitió y porque MG quiere elevar la vara competitiva.
Vigo, Robert Rojas, Casco, Paulo Díaz, Mammana, Herrera, Simón, Boselli, Sant’Anna y Bustos. Todos ellos fueron las variantes para Cachete en estos años y medio, sin contar que tampoco conformaron los relevos que ofreció la cantera en este período: Franco Paredes, Elías López y Manuel Guillén terminaron cedidos y sin oportunidades.
Sí, son demasiados jugadores. Y demasiado dinero: entre Vigo, Herrera, Sant’Anna y Bustos, el club invirtió u$s 13.600.000, que serán cerca de 18M cuando se firmen los papeles de la vuelta de Montiel. Bastante más, claro, que lo que ingresó con la venta original de GM a Europa (€ 7.000.000 limpios: Sevilla pagó € 11.000.000 brutos por el 80% de los derechos económicos más un 15% de plusvalía).
Ahora, al fin, las cosas vuelven a su lugar: Montiel, en definitiva, era el único que podía reemplazar a Montiel.