Fin a la novela: el volante James David Rodríguez Rubio puso fin a su estadía en territorio europeo, tras la frustrada experiencia en el Rayo Vallecano de España e, inmediatamente, inició una nueva aventura en su carrera futbolística, la primera en México: al convertirse el lunes 13 de enero en nuevo jugador del Club León; que, tal como se había adelantado desde el país norteamericano, superó -y con creces- la oferta que hizo Junior de Barranquilla por sus servicios.
El mediocampista, a sus 33 años, apenas duró seis meses en el club ibérico, en el que no pudo congeniar con el entrenador Íñigo Pérez: que, incluso, antes de su arribo, parecía sentenciar la corta e improductiva era del que fue elegido el mejor jugador de la Copa América 2024, disputada en los Estados Unidos, y en la que el combinado comandado por el argentino Néstor Lorenzo, logró el subcampeonato.
Los números hablan por sí solos y el que era considerado el fichaje estrella para celebrar el centenario del club de Vallecas, en el que también estuvo el atacante Radamel Falcao García, apenas actuó en seis partidos, con el pobre balance de 136 minutos en sus cuentas. Además, en la Copa del Rey, solo disputó 69 minutos en una presentación; insuficientes, tal parece, para ganarse la confianza del entrenador, que nunca lo tuvo en sus planes.
Tan gris fue la experiencia del cucuteño en el club ibérico, que el Rayo, con un escueto anuncio, intentó permear de algún modo la gran expectativa que empezaba a generarse en el país ‘manito’ por la contratación de León. Y, de paso, el esfuerzo del departamento de comunicaciones del equipo esmeraldero, como se le conoce a la divisa en la que ya militan tres colombianos: Édgar Guerra, ex Millonarios; el veterano Stiven Mendoza, y Stiven Barreiro. Una legión colombiana que se consolida con el arribo del volante.
“Comunicado oficial: Rayo Vallecano y Club León de México han llegado a un acuerdo para el traspaso de James Rodríguez”, fue el mensaje con el que el onceno madrileño cerró un capítulo en el que, se creía, sería la reivindicación del jugador, que venía de fracasar en Sao Paulo de Brasil: confidencialmente por no estar en la órbita de su orientador, el argentino Luis Zubeldía, que no lo veía en su esquema. Este mensaje generó, además, una confusión, pues se habló de un traspaso entre clubes, pese a que el futbolista había quedado libre de cualquier obligación con Rayo.
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