martes, 7 enero, 2025
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Andrés Vázquez, jefe de la DGI, firmó un ascenso para su pareja siete días después de asumir

Siete días después de que el presidente Javier Milei lo designó como nuevo titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez promovió bajo su propia órbita a su pareja, que ascendió a un cargo público preferencial, salteando rangos intermedios, y con una suba salarial de varios millones de pesos, según surge de disposiciones oficiales y fuentes del organismo que consultó LA NACION.

Vázquez favoreció a María Eugenia Fanelli, que pasó de desempeñarse como jefa de una sección técnico jurídica, con un sueldo de bolsillo que oscilaría entre los 3,8 y 4,2 millones de pesos, a asumir al frente de la Dirección Regional Centro II de la ciudad de Buenos Aires, con un salario neto que rondaría entre los 7 y 8 millones de pesos, según sea su antigüedad y otras particularidades, según indicaron cuatro fuentes del organismo.

La designación de Fanelli consta en la Disposición 182/2024. Vázquez la firmó el 1 de noviembre y se publicó un día después en el Boletín Oficial junto al desplazamiento del hasta entonces titular de esa Dirección Regional, Luciano Botto Rostom, al que Vázquez envió 100 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires, a la Regional de Mercedes, donde a su vez desplazó a quien estaba a cargo.

Al promover a Fanelli, Vázquez llevaba una semana en su nuevo cargo, tras la publicación de su propio nombramiento en el Boletín Oficial, el 25 de octubre. Lo firmó Milei junto a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich –con firma delegada por viaje del ministro de Economía, Luis Caputo-, y sin la firma del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ni de la entonces titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Florencia Misrahi.

Así, con su única firma, Vázquez ubicó a Fanelli al frente de Centro II, una de las Direcciones Regionales más importantes del área metropolitana. Quedó a cargo de fiscalizar a empresas medianas y grandes con domicilio tributario en el centro porteño y que por su facturación están a un paso de entrar en la órbita de Grandes Contribuyentes Nacionales.

LA NACION procuró consultar a Vázquez, al que le hizo llegar un cuestionario a través de un vocero, y a Fanelli, a su correo electrónico particular, pero al cierre de esta publicación ninguno de los dos funcionarios había respondido.

Consultados de manera oficial por LA NACION, en tanto, desde la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) evitaron dar una respuesta. “No haremos comentarios sobre el titular de la DGI, Andrés Vázquez, ni sobre su mujer, María Eugenia Fanelli”, indicaron.

El mes pasado Vázquez fue denunciado en la Justicia a raíz de una investigación de LA NACION y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), con el apoyo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés), que reveló que en 2013 había comprado tres departamentos en Miami, por unos 2 millones de dólares, nunca registrados en las declaraciones juradas que está obligado a presentar en la Oficina Anticorrupción (OA). Al momento de asumir al frente de la DGI, seguía siendo el dueño de dos de esos tres inmuebles por más de 1,6 millón de dólares.

La designación de Fanelli conllevó, en los hechos, un ascenso sustancial. La abogada de 44 años pasó de ocupar una jefatura de Sección a liderar de manera “interina” una Dirección Regional, salteando las jefaturas intermedias de División y, en ciertos sectores de la ex-AFIP, de Departamento, que conllevan crecientes responsabilidades, pero también un salario más elevado y otros beneficios.

En ese sentido, Fanelli pasó de integrar el lote de funcionarios medios a bajos de la DGI que conforman los “grupos” 22 o 23 dentro del escalafón interno a cobrar el salario asignado para los miembros del llamado “Grupo 26″. Es decir, los funcionarios de carrera de más alto rango dentro de la ARCA.

La designación de Fanelli generó ruido dentro del organismo tributario. Fue calificada como “inusual” y “anormal”, y como un nombramiento que podría colisionar con el código de ética interno o constituir una “incompatibilidad manifiesta”, según estimaron cuatro fuentes de la AFIP –consultadas por separado por LA NACION– que ocuparon puestos de máxima importancia dentro del organismo durante las presidencias de Milei, Alberto Fernández y Mauricio Macri.

El Código de Ética de la ex-AFIP establece las pautas para evitar conflictos de interés e incompatibilidades laborales. Están previstas en el título VI, apartados 5 y 6, que imponen a los funcionarios abstenerse de “tomar intervención en cuestiones en las que se tenga un interés personal, en aquellas relacionadas con asuntos o personas humanas con las que se posea un vínculo” o “incurrir en una relación de supervisión directa respecto de una persona con la que se posea un vínculo conyugal, de convivencia o de parentesco”.

El vínculo entre Vázquez y Fanelli comenzó hace años, cuando ambos coincidieron en la Dirección Regional Sur Metropolitana. Ella se desempeñó allí como jefa de otra sección técnico jurídico, abocada a las cobranzas judiciales; él lideraba la Regional, donde quedó a cargo de sobrevolar empresas de Lázaro Báez y Cristóbal López.

Vinculado a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) –y en particular a Antonio “Jaime” Stiuso– Vázquez tiene 64 años y acumula 35 dentro del organismo tributario. Por motivos muy distintos, los entonces titulares de la AFIP, Ricardo Echegaray y Alberto Abad, y el otrora titular de la DGI, Horacio Rodríguez Larreta, lo desplazaron de sus funciones, repetidas veces, pero sin lograr que lo exoneraran.

Vázquez superó una investigación penal por la titularidad de dos cuentas bancarias a su nombre con casi medio millón de dólares en los paraísos fiscales de Curazao y Luxemburgo que no había declarado ante la AFIP. Lo sobreseyó el juez federal Ariel Lijo, en 2022, por la cantidad de años transcurridos sin lograr que esos paraísos fiscales respondieran los exhortos judiciales para confirmar o desmentir la existencia de esas cuentas bancarias.

El sobreseimiento judicial lo encontró a Vázquez en las dependencias aduaneras del puerto de La Plata, donde pasó los últimos años. Hasta que el triunfo de Milei le permitió recuperar posiciones y protagonismo. Lo logró por intermedio del tercer integrante del “triángulo de hierro”, Santiago Caputo, y un interlocutor asiduo, Lucas Nejamkis, alfil de Stiuso.

En esa línea, el secretario General Nacional de Unión del Personal Superior (UPS-AFIP), Julio Estévez, felicitó la designación de Vázquez, en un comunicado de prensa que emitió el 21 de octubre, que complementó en una entrevista que concedió a CNN Radio: “El nuevo director de la DGI estaba en un cargo en la AFIP vinculado a la SIDE”.

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