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La bomba Libertadores: la salvación para evitar el desastre

29/11/2024 09:18hs.

El 1 de marzo de 2023, el entrenador de Boca era Hugo Ibarra, en el plantel todavía jugaban Sebastián Villa, Esteban Rolón, Martín Payero y Norberto Briasco; Óscar Romero era titular y Facundo Roncaglia también. Por entonces, el reporte de los casos de Covid empezaban a difundirse una vez por semana y el planeta comenzaba, lentamente, el regreso a cierta normalidad. El dólar blue valía 371 mangos y todavía nadie sabía quién era el Gordo Dan. De aquel día a la fecha pasaron muchas cosas. Cayeron gobiernos, nuestro psicólogo ahora es la Inteligencia Artificial y el mundo pasó a ser más mucho más chico, mucho más injusto y mucho más hostil. Pero algo permaneció inalterable, como un signo de los tiempos, como sombra de un pasado mejor: Boca no volvió a salir campeón.

Protagonista de su propia distopia, este club que día tras día se devora a sí mismo pasó de desvivirse por la Séptima Libertadores a no saber atarse los cordones, en un proceso de lento pero inexorable deterioro que lo encuentra, hoy, juntando puntitos como si fueran monedas para conseguir clasificarse a la Copa 2025, como última esperanza para evitar el desastre total. En el medio, se devoró los ciclos de Jorge Almirón, un entrenador de prestigio que llevó a Boca a jugar la final de 2023 sin ganar un partido de octavos de final en adelante; y el posterior de Diego Martínez, que llegó con fama de armador de equipos, pero a su perfil jugadorista se lo devoró la jungla de un vestuario que no perdona a quien no está en la cima de la cadena alimenticia.

Entonces, cuando Boca pareció tocar fondo con Ibarra como DT, en realidad resultó ser el techo de lo que vino después, y así sucedió de Almirón a Martínez y, si las cosas siguen así, lo será de Martínez a Gago, señal que el problema de Boca ya trascendió hasta la grieta política que dividió la vida institucional del club entre Montescos y Capuletos, o mejor dicho entre Riquelmistas o Macristas, para no meter al pobre Shakespeare en quilombos de este siglo. La crisis de Boca, antes que deportiva, es dirigencial, de conducción, al punto que el actual presidente no puede contener ya con la armadura que le da su condición de máximo ídolo de la historia del club, cuyo metal muestra síntomas indisimulables de erosión por malas decisiones que se trasladan al campo de juego, a los resultados y al humor popular.

Este 2024 que está a punto de terminar -el primero de Juan Román Riquelme como presidente-, marcará que, por primera vez desde 2016, Boca no logre campeonatos para sumar a sus vitrinas. En marzo próximo se cumplirán dos años calendario sin títulos para el “Deportivo Ganar Siempre”, frase que inmortalizó Toto Lorenzo y luego tomó Alfio Basile. El año no admite atenuantes que lo alejen del adjetivo fracaso: eliminado en semifinales de la Copa de la Liga (a manos de Estudiantes); en la Copa Sudamericana cayó en octavos frente a Cruzeiro, mientras que en el segundo semestre deambuló en la mediocridad en la Liga Profesional (hoy 8° a 10 puntos del líder Vélez) en tanto que, por la Copa Argentina, ya sabemos lo que pasó.

Boca Juniors –  

Riquelme habló sobre lo que fue el 2024 a nivel deportivo de Boca

Video: TyC Sports.

Boca Juniors –  

Riquelme se refirió a la clasificación de Boca a la Libertadores 2025

Video: TyC Sports.

Entonces, Boca está obligado a ganar los tres partidos que le quedan y rezar, como única tabla anual de salvación para evitar el papelón total de lograr el hito de no clasificar a la Libertadores por segundo año consecutivo, algo inaudito en tiempos modernos. De todas maneras, de lograr el objetivo sólo evitará el infierno para caer en un purgatorio que también tiene sus problemas: como el Xeneize tendrá que jugar el repechaje de la segunda fase para llegar a la fase de grupos, el inicio será anticipado, con lo cual el calendario se acorta dramáticamente en términos de preparar el plantel y concretar los refuerzos, pero se estira en un año de competencia que será demasiado largo de sostener. El riesgo mayor es quedar eliminado en esos cruces. Pero mejor no hablar de ciertas cosas.

Igual, serán cuestiones para el después. Boca tiene, el domingo, un partido bisagra ante Gimnasia. En los papeles, un encuentro accesible, pero fue el mismo rival a quien apenas lo eliminó por penales de la Copa Argentina, hace pocas semanas. Y hoy, el adversario más difícil para Boca es Boca mismo. La Bomba Libertadores está activada. En tal caso, fíjate de qué lado de la mecha te encontrás…

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