Empacando los antiguos oros de Bizancio, varios tesoros clásicos y un ramillete de nuevas tecnologías, los turcos despegan hacia Occidente con rumbo hacia el continente americano. Y Argentina está en la mira, sí. Como los misteriosos magos de Oriente, saben seducir y esta vez las sorpresas, más que un presente, son un futuro repleto de promesas y de arte a bordo de sus camellos modernos. Pero vayamos por partes, que es la mejor manera de comprender.
En Turquía, muchas cosas cambiaron en los últimos 25 años. Los 11 años de mandato de Recep Tayyip Erdoğan como primer ministro, y los 10 siguientes que lleva como Presidente, demostraron su predilección por los megaproyectos faraónicos: nuevas carreteras, más mezquitas, más puertos, el túnel de 13.6 kilómetros que refunda Eurasia, uniendo las dos orillas de Estambul, la asiática y la europea, por debajo de las aguas el Estrecho del Bósforo, obras pensadas para recuperar y exhibir la talla de la nación.
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Otros ejemplos domésticos también ilustran el fenómeno. Ankara y Estambul se perfilan como ciudades modernas y turísticamente activas en donde, para el mercado interno, los vestidos de novia son artículos de lujo y, para el externo, el símbolo de la nueva meca de los culebrones. Desde hace décadas, la producción de telenovelas turcas usurpa el trono que correspondió a México y luego a Brasil, fabricando un promedio de 75 títulos por año, casi todos de exportación.
Turquía vaticina un mañana
En esa línea grandilocuente, la aerolínea de bandera turca, Turkish Airlines no podía quedar rezagada. Había nacido en 1933, sólo con cinco aviones, para acompañar a la nueva República de Turquía, parida una década antes, pero ahora, una centuria más tarde, es la mayor empresa de aeronavegación del mundo.
Tiene casi un centenar más de aeronaves que destinos cubiertos, y dejó atrás a varias competidoras. Despacito y sin mucho estruendo los fue sumando unos tras otros y hoy, con 439 aviones (de pasajeros y de carga) cubre 345 destinos diferentes en todo el mundo; 53 son turcos y todo el resto, internacionales, distribuidos en 129 países. Argentina es uno de ellos y la empresa tiene sumo interés en el mercado local y latinoamericano.
Por tanto, con semejante volumen de operaciones debe volantear su política corporativa con un giro de 180 grados, aproximándose ella también a los nuevos tiempos que corren.
La transformación más visible comenzó por su casa, el nuevo aeropuerto de Estambul que tardó 42 meses en levantar sus 7.659 hectáreas actuales, pero aún en construcción a 45 km del centro de la ciudad. Levantado sobre una mina de carbón en desuso, es otro ejemplo de la magnanimidad programada en el tablero de mandos osmanlí.
Cuando esté terminado en 2027, con un gasto previsto que supera los € 7.000 millones, debería ser la terminal aérea más concurrida del planeta con enormes ventajas: seis pistas y cuatro terminales atenderán casi con toda seguridad a 200 millones de viajeros al año.
El nuevo aeropuerto de Estambul que tardó 42 meses en levantar sus 7.659 hectáreas actuales, a 45 km de Estambul, pero aún en construcción; en 2027 se prevee que por él transiten 200 millones de personas al año»
Sopapeando a Heathrow, al oeste de la ciudad de las neblinas, que hace 10 años impresionó con su fabulosa Terminal 5 y supo ser el aeropuerto más transitado de Europa e incluso del mundo (superando al parisino Charles De Gaulle y al alemán de Frankfurt), Turkish Airlines acaba de presentar en sociedad, en ese escenario futurista, su nueva política de marketing cultural, Tomorrow on board (TOB) , con una estrategia centrada en la sustentabilidad y el retorno a la naturaleza.
La imagen de IA de una bandada de gansos volando a la par que los viajeros plasma este nuevo propósito de la compañía aérea en los flyers distribuidos a PERFIL y el resto de la prensa internacional invitada a la presentación de TOB en Turquía. Repárese en quiénes fueron los invitados: la prensa de Italia; seis chinos y coreanos; un periodista holandés; un periodista acreditado en Portugal; un argentino que trabaja en España; y de todo el continente americano, sólo dos argentinos. PERFIL, una de ellos. Argentina está en la mira.
“Hoy el lujo es estar en la naturaleza”, sintetizó uno de los empresarios presentes en el corte de cintas del lanzamiento de TOB. Esta nueva “ruta” turca se apropió del hall central de ese no espacio habitado por los ciudadanos del mundo, el mayor lugar de paso del país, el Nuevo Aeropuerto de Estambul (IST).
“Hoy el lujo es estar en la naturaleza”, sintetizó uno de los empresarios presentes en el corte de cintas del lanzamiento de Tomorrow on board»
Fue un evento artístico muy disruptivo y, al mejor estilo Ian flemingano, Tomorrow on Board convenció a todos de que sí, habrá un mañana, y que ese arco tensado como una flecha hacia el futuro arranca en una toma de conciencia empresarial y personal.
A partir de este hecho fundacional, TA unificará los mensajes dirigidos tanto a inversores como usuarios, con una nueva palabra mágica: la sostenibidlidad. De ahora en más ésta será la marca de fragua de sus prácticas aerocomerciales.
Y para que sea más visible ese manifiesto ya comenzó a ponerse en práctica durante los vuelos: servilletas biodegradables; packaging diseñado con el 70% de las 300.000 botellas plásticas que se consumen en vuelo cada mes; zapatos y chalecos del personal diseñados con uniformes ya pasados de moda; cucharitas fabricadas con un material que parece madera, pero no, ojo, porque proviene de la caña de azúcar, es biodegradable y ahorra el uso de 20 toneladas de plástico.
Pero el detalle más top y también sustentable, claro, porque ahorra toxinas en el ambiente que se respira en la cabina del avión, es la hospitalidad turca, muy griega: recordemos que ambos países comparten idiosincrasias y dos mares, el Egeo y el Mediterráneo.
Siguiendo el mismo clima mediterráneo, inesperado regalo de los magos de Oriente de TA, un par de pantuflas aguarda a los viajeros al pie de cada asiento, como las que se ofrecen a los huéspedes que llegan de visita a cualquier casa de Anatolia, una costumbre que por cierto muestran las telenovelas turcas, comenzando por Las mil y una noches de Onur y Sherezade.
Un mañana a bordo
Una de las obras de la muestra es una instalación simbólica: una inmensa cinta transportadora de valijas, ese sinfín que hace girar lo poco que nos acompaña en cada viaje, sostiene maletas con viejos uniformes icónicos guardados en el túnel del tiempo.
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“La iniciativa Tomorrow On-Board encarna nuestro compromiso de reducir nuestro impacto ambiental y mejorar las prácticas de sostenibilidad en todas nuestras operaciones para dejar un mundo mejor para futuras generaciones dijo el fornido Director de Inversiones y Estrategia de Turkish Airlines, el ingeniero aeronáutico Levent Konukcu, en el corte de cintas de la nueva era que se inicia.
Y así, convertido en un zoko de moda y arte, la exposición titulada “41.2607° Norte y 28.7424° Este” se dio por inaugurada con obras de arte de cuatro artistas plásticos turcos, germinadas a partir de piezas de aviones fuera de servicio, bolsos y maletas de la tripulación de vuelo, alfombras de cabina, telas de asientos, gorras de pilotos e incluso medias y pañuelos de seda de azafatas, con el único propósito de subrayar que es posible pensar en un mañana mejor, pero sin soltar del todo el pasado que identifica a Turquía.
“El tiempo es un eje organizador en la muestra, porque todo en la aviación se relaciona con el tiempo”, explica la artista plástica Eser Epözdemir junto a su instalación, un fragmento de avión “audible” que testimonia la huella sonora que deje a su paso cada aeronave.
Y luego de escucharla, los fragmentos sueltos de este estallido artístico cobran nuevo sentido en esta cosmpolita Estambul, la de un mapa genético que reúne en su ADN culturas tan dispares como la persa, la griega, la romana, la bizantina y la otomana.
Casi todos esos trazos pueden conocerse sin salir del nuevo aeropuerto, inaugurado en 2019.
Además del tradicional salon vip de partidas domésticas, hay otros tres (IGA, el Business Lounge y el Miles & Smiles) que compiten en originalidades con duchas y amenities para vuelos internacionales, un simulador de golf con mega pantalla y palos para jugar), un spa para adultos y otro para mascotas –pet relief room-, una clínica dental, una casa de té donde crear un blend propio y un espacio que alquila cabinas individuales para dormir (las burbujas IGA Sleepod, por 200 liras turcas). Y como abundan quienes viajan por trabajo, para ellos hay una sala de conferencias y oficinas con sillones giratorios, impresoras y ocho iMacs.
“El tiempo es un eje organizador en la muestra, porque todo en la aviación se relaciona con el tiempo”, explica la artista plástica Eser Epözdemir, junto a su instalación «audible» «
Cualquier aerolínea asociada a Star Alliance tiene acceso a los salones vip del aeropuerto y están abiertas las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Arte al paso, antes del avión
En el nuevo aeropuerto hay dos salas de exhibiciones artísticas; una de ellas es el mayor museo mundial dentro de una terminal aérea, el Istanbul Airport Museum (€13, abierto de 8:30 a 23 hs todos los días). Atesora y exhibe en más de 3 kilómetros cuadrados 290.000 piezas de todo calibre provenientes de 29 museos diversos de Turquía que atraviesan muchos siglos de la nutrida diversidad cultural turca. Entre ellos, joyitas únicas como el Tratado de Kadesh, el primer tratado de paz registrado en la historia de la humanidad entre el faraón Ramsés II y el emperador hitita Ḫattušili III.
En la segunda, hay muestras temporarias. Hoy, y no es una casualidad, Turquía le abrió las puertas a un artista venezolano, Jesús Briceño Reyes. Sus carbnonillas o acrílicos acromáticos retratan en blanco y negro la fugacidad de quienes están de paso por una Terminal. “Los colores hay que imaginárselos”, aclara simpático y verborrágico al recibirnos con toda su sangre latina traspasando su radiante saco azul Francia.
El tema gastronómico no es menor en la nueva propuesta artística del futuro grandioso hacia el que Turquía se encamina, en donde lo culinario es una escala minuciosa, la más colorida, sabrosa y efímera de todas las artes.
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La marca de catering Turkish DO&CO se ocupa de las exquisiteces en los salones de espera vip y también planifica el Programa Flying Chef que se ofrece a bordo de los aviones en vuelo, en donde lo que debe llegar caliente lo está tanto como lo que se espera frío: limonadas con menta, jugos de naranja exprimido, té negro de arroz, vegetales del Mediterráneo, papas azafranadas, panes frescos recién horneados, pescados, cepas turcas y un chef (¡con gorro de cocinero!) anotando uno por uno las preferencias de cada comensal en la estadía en Business Class.
Soñado y a diez mil metros de altura, pero acá nomás si se proyecta en el futuro que transita Turquía y que por ahora, parece no tener límites.