A inicios de abril, Flavio Cinciarulo, más conocido como “Sr. Flavio”, el hombre del bajo y uno de los fundadores de Los Fabulosos Cadillacs anunció desde sus redes que se veía obligado a dejar de hacer lo que más le gustaba porque debía ser operado de las cervicales.
Angustiado porque un diagnóstico médico le impedía seguir con la gira de shows con su banda por América latina, el músico apareció en Instagram con un cuello ortopédico y anunció que se retiraba de los escenarios “durante un tiempo”.
Flavio le pasó la posta del bajo a su hermano Astor Cinciarulo, también integrante de la banda donde canta Vicentico y en la que años atrás fue parte Luciano El Tirri. Y desde ese momento, el artista empezó a relatar el proceso que atraviesa luego de pasar por el quirófano, como una bitácora de su recuperación hasta sentirse pleno.
“Me pone muy feliz dentro de lo que estoy pasando ahora, que voy a estar todo bien, que voy a estar 10 puntos espero que pronto. Me pone muy feliz que la banda siga y no pare de tocar”, dijo.
EL PROBLEMA DE SALUD QUE OBLIGÓ AL BAJISTA DE LOS FABULOSOS CADILLACS A RETIRARSE DE LOS ESCENARIOS
¿Qué problema padecía Sr. Flavio? Una lesión crónica en las vértebras cervicales, por la que le implantaron vértebras de acrílico y titanio, que hacía años que padecía, sin diagnóstico certero, hasta que empezó a perder fuerza y movilidad en su mano derecha.
Luego de operarse, a Flavio le toca un arduo trabajo de rehabilitación que incluye sesiones de kinesiología, fisioterapia y ejercicios para recuperar a pleno su mano derecha y poder volver a tocar su instrumento como siempre lo hizo.
“Le puse garra. Lo que no mata fortalece, y a los tres meses de operado aparecieron los primeros progresos, avances, practicando y practicando todo el día, como podía: encima del bajo, también gimnasia, moverme, fierros de a poco, volver al tatami, el tratar de recuperar estado físico me ayudó”, contó, contento.
Y relató lo que le pasó en los primeros momentos, apenas operado: “Al principio era desmoralizante, los dedos permanecían inmóviles sin poder posarse en el bajo. No podía ni mirar el instrumento porque me desgarraba el corazón”.
“ Hasta que un día comencé a intentar tocar como podía, con casi nada de movilidad. A los pocos días pude tocar recién apenas tan solo una sola nota torpemente… después fueron dos…, hasta hoy que ya algo puedo tocar… ‘¡Todo de mí’!”, señaló Flavio, feliz con sus logros con los que se supera día a día.