El martes cerraron sus puertas fábricas textiles sin previo aviso. La sede de Textilcom en Catamarca se encuentra tomada por los trabajadores.
La industria textil argentina enfrenta una profunda crisis, marcada por el cierre de plantas y el despido masivo de más de 300 empleados en las provincias de La Rioja y Catamarca. La caída en las ventas debido a la recesión ha forzado a tres fábricas a cerrar sus puertas, exacerbando la situación económica en la región.
Textilcom, una empresa con sede principal en Villa Soldati, Buenos Aires, y AlpaCladd, una compañía con operaciones en La Rioja, son las principales afectadas. Textilcom, conocida por su producción para marcas destacadas como Grisino, Cristóbal Colón y Cheeky, había inaugurado dos filiales en La Rioja y Catamarca hace aproximadamente dos años. Sin embargo, la empresa anunció el cierre de sus plantas en medio de una fuerte recesión, despidiendo a 143 empleados en La Rioja y 124 en Catamarca.
Los empleados recibieron la noticia de los cierres de manera abrupta, con la comunicación de descansos de 48 horas para lunes y martes, lo que generó incertidumbre y sospechas. Los operarios, preocupados por posibles intentos de retirar las máquinas de las fábricas, montaron guardias frente a las instalaciones, situación que llevó a la intervención de la Asociación Obrera Textil (AOT) y las secretarías de Trabajo de ambas provincias.
En La Rioja, los trabajadores denunciaron movimientos nocturnos sospechosos, lo que llevó al Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA) a tomar acciones legales para evitar la extracción de equipos y materiales. En Catamarca, la situación es tensa con la toma de la fábrica por parte de los 124 despedidos, quienes mantienen turnos nocturnos de vigilancia con presencia policial en las puertas.
La empresa AlpaCladd, que empleaba a 45 personas en La Rioja, también cerró sus operaciones. La secretaria de Trabajo de La Rioja, Myriam Espinosa, explicó que los propietarios de las fábricas atribuyen los cierres a una drástica caída en las ventas, una problemática reflejada en un informe de la Fundación Protejer, que indica que el 87% de las empresas del sector textil registraron una caída en las ventas durante el primer bimestre de este año, con un retroceso del 35% en la demanda.
La crisis no solo se refleja en el cierre de plantas, sino también en la inflación y el aumento de precios en el sector textil. En los primeros tres meses del año, el rubro acumula un incremento del 33%, mientras que en 2023 la ropa subió un 169%, en contraste con una inflación general del 210%.
El impacto de esta crisis en el sector textil es profundo, con más del 70% de las empresas disminuyendo su producción de manera interanual. La pérdida del poder adquisitivo de la población es una de las principales causas de esta dinámica, agravando aún más la situación de las familias afectadas por los despidos y el cierre de las fábricas.
Mientras tanto, las autoridades laborales de Catamarca han labrado actas de cierre, un paso crucial para que los gremios textil y del vestido exijan el pago de salarios adeudados y el 100% de las indemnizaciones correspondientes a los trabajadores despedidos.
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