Un equipo de argentinos apodados “Carpinchos” participó esta semana en China de la onceava edición de la competencia Student Supercomputer Challenge de Asia Supercomputing, una suerte de Mundial de la Supercomputación en el que hay que resolver tareas de lo que se conoce como Computación de Alto Rendimiento (HPC), un área de cómputo que resuelve problemas complejos.
La competencia se desarrolló en la Universidad de Shanghai y consistió desde instalar el equipamiento hasta resolver problemas científicos puntuales. Al momento de publicación de esta nota, todavía no estaba el resultado pero los miembros del equipo estimaron que estaban “en mitad de tabla”, en una competencia a la cual llegar ya implica estar entre los 25 mejores del mundo.
El HPC refiere a sistemas diseñados para tareas que una computadora común no puede realizar, porque son muy grandes o porque requerirían demasiadas horas para terminar. En Argentina hay equipos de este tipo, como Serafín en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) o Clementina XXI en el Servicio Meteorológico Nacional, que está entre las 100 más potentes del mundo.
La competencia “es como armar una PC gamer pero de alto rendimiento: hay que elegir componentes y hay un límite de la energía que se puede usar”, explicó Nicolás Wolovick, Doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad Nacional de Córdoba y Director del CCAD, el «club» de los carpinchos.
Uno de los desafíos, por ejemplo, simula la atmósfera de Marte y el problema a resolver por los participantes tiene que ver con ejecutar, a partir de ciertos parámetros provistos por la organización, el cómputo correcto para destrabar el desafío. El que lo hace más rápido, gana.
El equipo está conformado por los estudiantes de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) Alejandro Silva, Lara Kurtz y Álvaro Roy Schachner, además de Francisco Michati (físico de la Universidad Nacional de Rosario).
“Carpinchos se formó durante el 2023 para participar de manera remota en la competencia internacional IndySCC de Estados Unidos. En ese momento obtuvieron el tercer lugar subiendo al podio un equipo lationamoericano por primera vez. En esta oportunidad la competencia será todavía más exigente y la participación será presencial”, explican desde la organización.
Mundial de Supercomputación: cómo es la competencia
“ASC24 es una competencia de equipos que tienen que hacer funcionar aplicaciones de ciencias utilizando recursos de HPC, de súpercomputo. Es una competencia muy parecida a la más famosa que se llama SCC Student Cluster Competition, que se hace en Estados Unidos, pero esta es versión asiática. Ahí fue un equipo de los carpinchos”, explicó a Clarín Wolovick.
“¿Qué tuvieron que hacer ellos? Primero, demostrar que eran capaces de participar, por lo que tuvieron que pasar una fase de selección. Allá se les dan lasa cajas que contienen las computadoras (son varias) con sus power-ups [GPUs, conocidas como “placas de video” en el mercado del consumo] y ellos tienen que elegir lo que les va a permitir superar los 4 desafíos que tienen. Éstos consisten en correr 4 programas de simulación para ciencias con el hardware de ellos. Es decir, te dan las herramientas y te dan un límite de presupuesto en watts: no podés consumir más de 3000”, sigue el especialista.
La competencia es desafiante: “Entonces, hay que armar la compu, instalar todo el sistema operativo, instalar todo el software, hacerlo correr de la mejor manera posible, lo cual se convierte en una experiencia absolutamente real, tenés que instalar el software y tenés que hacer que las aplicaciones que corren sobre todo eso funcionen lo más rápidamente posible”, suma.
Durante toda esta semana, el equipo participó de la competencia y enfrentó desafíos, no sólo del área competitiva, sino también técnicos.
Incursión turbulenta a China: la élite del HPC argentino
“Nosotros llegamos el lunes, nos registramos y la competencia arrancó el martes. Los primeros dos días montamos el equipo, decidimos la cantidad de nodos para usar (tres) y cuatro placas de video, en base al consumo eléctrico que ponen como tope. La verdad es que estamos muy contentos de haber podido viajar, los estudiantes aprendieron mucho y compartieron con otros equipos”, cuenta desde Shanghai Marcos Mazzini, director técnico del equipo y Carrera Personal de Apoyo (CPA) de Conicet que trabaja en el CCAD-UNC (centro de supercómputo de la UNC).
“Hay 3 competencias a nivel mundial que son importantes. Una que se realiza en Estados Unidos, otra en Alemania y otra acá ¿En qué consiste el súpercomputo? Es disciplina de la informática donde lo que se trata de hacer es ejecutar simulaciones computacionales de fenómenos físicos, como por ejemplo una reacción química o un túnel de viento virtual, una simulación astronómica como ser qué pasa si chocan dos galaxias”, agrega.
El equipo enfrentó algunas dificultades por fuera de la competencia misma, relacionadas a las particularidades de China. En primer lugar, muchas de las aplicaciones que se usan de manera frecuente en Occidente no funcionan en China, debido a las regulaciones estatales de internet (el “gran firewall”). “Tuvimos problemas de conectividad, además de que nos cambiaron reglas estando allá», cuenta Mazzini. También, contó, fue algo que afectó a otros competidores.
El objetivo es que los participantes puedan realizar tareas de manera eficiente: “Estas simulaciones tienen que aprovechar el hardware en el que corren al máximo para poder ser eficientes. En el súper cómputo el principal objetivo es que el equipo esté al 100% todo el tiempo, porque se hace una inversión en un recurso de cómputo que se tiene que aprovechar al máximo”, explican.
“Para poder hacerlo hay que configurarla de una manera correcta para poder ejecutar la aplicación de una forma en que se pueda paralelizar, que cuando un problema es grande se pueda correr entre varias computadoras que funcionan como una sola. Y de esta forma, tener un resultado en un menor tiempo de lo que tendríamos ejecutando en una computadora de escritorio”, agrega.
Wolovick, desde Córdoba, destacó el esfuerzo de ir a la competencia: “Que se haya podido hacer el viaje fue el producto de un trabajo sin descanso. Ellos nunca bajaron los brazos y siempre estuvieron ahí, desde la organización les pagaron tres pasajes y para los otros estamos juntando fondos para devolver la plata a uno de los chicos que puso dos pasajes a Shanghai, lo cual es una montaña de plata”.
“Es importante también que Marcos empuje todo. Él está muy convencido, le gusta ese rol y lo hace bien, con los bemoles que implica una dirección técnica, que no es sólamente manejar la competencia sino que los integrantes disfruten. Es realmente increíble que hayan ido allá”, cierra Wolovick.
Los Carpinchos cerraron el viaje y el balance es positivo, más allá del resultado, en una nueva demostración del talento argentino por el mundo, y otro ladrillo más en el monumental edificio de la educación pública.
SL