¿Qué ganas cuando juegas?
El juego es una fuente de relajación y estimulación tanto para el cerebro como para el cuerpo, tanto para niños como para adultos. El juego es una forma segura y divertida que permite desarrollar la imaginación, la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Jugar es una manera de cuidar la salud mental.
El juego enseña cómo gestionar y transformar nuestras emociones y experiencias negativas, potencia el aprendizaje, ayuda a aliviar el estrés y nos conecta con los demás y con el mundo que nos rodea. Incluso a nivel laboral, él también se puede llevar el trabajo y hacer la jornada laboral sea más productiva y placentera.
A pesar del poder y de los beneficios del juego, en algún momento entre la niñez y la edad adulta, muchas personas dejan de jugar. El juego es sustituido por el trabajo y las responsabilidades, y cuando se dispone un rato de ocio no se suele optar por hacer creativo y estimulante para el cerebro, sino que es más fácil ver una serie, navegar por Internet, etc. Pero podemos darnos permiso para jugar como cuando éramos niñas y podemos seguir disfrutando de los beneficios del juego durante toda la vida. El juego no tiene edad. Y podemos programarlo e integrarlo dentro de nuestra vida sin sentirnos culpables por ello.
En muchas ocasiones, los adultos podemos llegar a olvidar por qué jugamos, para qué hacerlo, con todo lo que tenemos que hacer. Pero hay muchas razones para jugar. Por ejemplo, jugar nos ayuda a aprender, a crear, a sentir un desafío; el juego nos sirve para entretenernos y pasar el tiempo; el juego nos ayuda a calmarnos y a enfocarnos; el juego también nos ayuda a tener vida social, a cooperar con otros; a entender las relaciones con los demás y a conocernos a nosotros mismos.
Beneficios del juego para la vida
Jugar tiene muchos beneficios para los adultos, tanto la para salud física como para salud mental y emocional.
El juego nos conecta con los demás
Cuando compartimos nuestros juegos con otros estamos también compartiendo la alegría, la risa y la diversión. Esto promueve la unión con los demás y refuerza el sentido de comunidad.
Cuando se juega con regularidad, también se desarrolla la empatía, la compasión, la confianza y la capacidad para la intimidad.
Jugar fomenta la creatividad y el aprendizaje
El juego es una puerta de entrada al aprendizaje. El juego estimula la imaginación y favorece la adaptación y la capacidad de resolución de problemas. Jugar también despierta la curiosidad, lo que conduce al descubrimiento y la creatividad. En el juego están implicados varios elementos, como la curiosidad, el descubrimiento, la novedad, la asunción de riesgos, el ensayo – error, la simulación, … Los componentes del juego son los mismos que los del aprendizaje, y se necesita una adaptación progresiva para ir avanzando.
por Paula Cabalén
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