Vivía atada y dormía parada en un tacho de basura: la historia de Diana, la gata que escapó del infierno

Gracias a una denuncia por redes sociales de un vecino que vio y escuchó el calvario que sufría una gata, Pandilla Felina, una organización sin fines de lucro venezolana, se acercó hasta la casa donde vivía y la sacó del infierno.

Dianita, como la rebautizaron en su nuevo hogar, vivió parada y atada dentro de un tacho durante dos años. Debido al poco espacio que tenía para moverse, dormía y hacía sus necesidades en el mismo lugar, lo que le trajo decenas de problemas de salud. Entre ellos, una deformidad en sus patas, que hasta el día de hoy condiciona su caminar.

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(Foto: TikTok/pandilla.felina)

“Cuando fuimos a verla, su dueña era una señora muy mayor que sufría de depresión por la muerte de su marido y nos dijo que la tenía atada porque en el barrio envenenaban gatos y no quería que le pasara eso. Pero Dianita llevaba 2 años en esas condiciones”, contó Anista, presidenta de Pandilla Felina, en diálogo con TN.

Al tomar conciencia de esta situación, desde la organización lograron convencer a la mujer de que les entregara la gata para que pudiera vivir en mejores condiciones. Ella dijo que sí y aceptó que no le estaba dando una buena vida. “Fue muy traumático verla en esa situación”, agregó Anista.

Diana presentaba un panorama poco favorable. Con tres años, pesaba tan solo 1 kilo y medio, su pelo estaba lleno de nudos, su cuerpo lleno de pulgas y hasta garrapatas que le provocaron problemas en la sangre. “Fue muy duro el proceso, jamás tuvimos un caso así en el refugio”, recordó.

Pero, con esfuerzo, amor y mucha ayuda de los vecinos y seguidores de Pandilla Felina, lograron, poco a poco, mejorar la salud de la gata.

Desde Pandilla Felina muestran cada avance que tiene Diana en su recuperación. (Foto: TikTok/pandilla.felina)

“Dianita durmió parada por 20 días después de que la rescatamos. Era una gata arisca, lógicamente, hasta que de a poco fue confiando. Fue muy shockeante verla dormir parada en el medio de la casa, sin nada que la sostuviera. Su cuerpo y su mente se habían acostumbrado a eso. Hasta el día de hoy hay veces que duerme medio sentada”, lamentó.

De esta manera, Anista reveló que Diana recién aprendió a saltar estando en el refugio y que gracias a su veterinario “se recupera rápido para todo lo que sufrió”. Aunque, el profesional les indicó que debido al gran trauma generado, Diana no puede ser dada en adopción, por lo que deberá continuar su vida en el refugio: “Es una pena, pero si de algo se puede estar seguro es que acá no le va a faltar amor, comida y cuidados. Le vamos a dar la vida que siempre debió tener”.

Con respecto a su anterior dueña, desde Pandilla Felina llegaron a un acuerdo y la convencieron de que no tenga más mascotas.