lunes, 4 noviembre, 2024
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«Solitaria, nómade y exótica»: quién era la empresaria argentina que murió en un tiroteo en Texas

La Pedrera es un lugar bucólico y calmo, de esos destinos uruguayos ideales para desenchufarse. El invierno mantiene su encanto con sus apenas doscientos residentes que mantienen sus actividades en solitario. Pero desde el sábado, esa tranquilidad mutó en shock, asombro y «radiopasillo», tras conocerse la muerte de Laura Jauregui, una empresaria argentina que estaba afincada hace años en este balneario del departamento de Rocha.

Jauregui, de 64 años, murió en un tiroteo ocurrido en una cafetería cerca del centro comercial The Arboretum, en la ciudad estadounidense de Austin, en el estado de Texas, donde un hombre, identificado como Tang-Kang Dave Chiang (38), ingresó a los tiros y tras herir a varias personas, se suicidó. El episodio sucedió el jueves último, antes de las seis de la tarde. La argentina se encontraba acompañada de una amiga, que resultó herida.

«Autónoma, vital y una gran emprendedora», así la definen en La Pedrera a la argentina que residía allí desde 2010.«La verdad es que no puedo creerlo, no puede ser que sea Laura la que mataron. Me pregunto que hacía allí la querida Laura y, bueno, le encuentro explicación. Ella era una mujer independiente, de armas tomar, nómade, amaba viajar, exótica, vivió en lugares como India o Japón… Y pienso que, en general, el argentino que viaja a Estados Unidos va a Nueva York, Miami o San Francisco, pero Laura era distinta, ella estaba en Austin. ¿Qué hacía allí? Seguramente, como su cabeza no paraba, quizás estaba en alguna reunión, con ideas a futuro».

Quien habla aún nervioso y con la voz tremulante es Miguel Arrospide, dueño de una inmobiliaria en La Pedrera. «Yo la conocí en 2010, ella misma vino a presentarse y a contarnos que había comprado el edificio más viejo de la zona, el Brisas del Este, un hotel destruido, en ruinas, que no te exagero, pero era una tapera. Y vino a consultarnos para ver si la podíamos orientar con gente idónea para levantar el lugar. En un año Laura produjo una transformación y convirtió a Brisas -a secas- en el primer hotel boutique de concepto en un lugar hippie y bohemio como es La Pedrera. Se convirtió en un un faro, en un referente de la hotelería».

Arrospide habla de Jauregui, con quien mantenía un fuerte vínculo laboral durante los meses de más trabajo, entre septiembre y marzo. «Después ella aprovechaba y era un alma viajera. Le encantaba viajar, solía estar sola, pero a la vez se la veía con gente. Se hizo muy cercana de los residentes de La Pedrera, se los ganó, se convirtió en una mujer querida porque era una más, que disfrutaba del lugar pero también hizo mucho para generar más y mejor turismo».

Laura no tenía hijos y a quien «nunca se la vio con familiares cercanos, y acá nadie pregunta. Tampoco tenía redes sociales, no le interesaban. Ella se llevaba bien con todo el mundo, pero sobre todo con ella. Iba a tomarse una copa de vino a su vinería preferida, Don Rómulo, y luego seguía viaje a San Antonio, un pueblito a cuatro kilómetros de La Pedrera -hace saber Arrospide- donde vivía. Si La Pedrera es despoblado, no te das una idea de lo que es San Antonio, pero a Laura le encantaba y se hizo su casita allí».

Laura Jauregui recicló el edificio más viejo y destruido de La Pedrera para transformarlo en el primer hotel boutique del balneario.Laura Jauregui recicló el edificio más viejo y destruido de La Pedrera para transformarlo en el primer hotel boutique del balneario.Destacan de Jauregui «el buen gusto que tenía para construir, decorar y vestir un ambiente. Hablamos en alguna oportunidad y no recuerdo si me dijo que era arquitecta, o que había estudiado, o decoradora, pero lo cierto es que todo lo que hacía era hermoso. De hecho traía cosas de afuera como alfombras, tapices, espejos o antigüedades que quedaban increíbles», Arrospide no puede creer estar hablando en pasado de su amiga. «Mirá que recorrió el mundo, fue y vino mil veces, y justo estuvo en ese lugar en el preciso momento en el que entra un loco… Cuando la hora está señalada, no hay caso».

Remarca Arrospide que «Laura nunca fue una mujer temerosa o que dudara de ir a algún lugar. Creo que nunca imaginó que esto podía sucederle… Como te dije ella vivió en otros países, amante de otras culturas, de ahí cierto exotismo y misticismo que enmarcaban su personalidad».

Se pregunta el agente inmobiliaria cómo será la vida en La Pedrera sin Jauregui. «No era una persona que pasara inadvertida en absoluto. Laura magnetizaba, adonde iba se hacía notar, porque era un mujer muy interesante, con mucho kilometraje y siempre tenía algo para contar. Hablar le gustaba y mucho, así que el silencio que tendremos ahora nos aturdirá».

Y Miguel Arrospide se hace la pregunta del millón. «¿Qué pasará, ahora, con el Hotel Las Brisas, del que Laura era la única titular? Acá no hay marido, hijos, socios creo que tampoco… No sé, es un misterio y un gran interrogante. Y ver este lugar todos los días que tenía su impronta, sin Laura, generará un vacío imposible de llenar».

PS

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