Monteros.- Matías Fernández es un monterizo que disfruta tanto la naturaleza que hizo de su pasión su trabajo: hace años es guía de caminatas a los puntos más hermosos de nuestro Tucumán.
Con la experiencia que tiene, certificada, son muchos quienes lo contratan. Este domingo se preparó para una nueva aventura, subir al Cerro Ñuñorco siempre es un desafío para él y sabe que para al grupo que le toque también.
En esta oportunidad, un grupo de monterizos del GYM Proathletic, solicitó los servicios de Matías para hacer el ascenso al Ñuñorco. A las 6 de la mañana se reunieron y partieron a Tafí del Valle. El recorrido implica tener una buena preparación, son 6 horas de caminata para llegar a la cima. Y con un grupo numeroso, puede que la travesía se haga más lenta.
Juan Mesón y Sofía Salazar, una pareja que asiste al gimnasio mencionado, se sumó al desafío. Pasando la mitad del trayecto Juan se puso mal, estaba muy cansado. Pero avanzaba…, contó Matías-.
En un momento, uno de los instructores a cargo, José «Negro» Elías, se quedó con un grupo de chicos que no estaban ya en condiciones de seguir el ascenso, y le recomendó a Juan que se quedará. Estaban a altura de la Lagunita Seca. Sin embargo, Juan resolvió continuar.
«Retomamos el camino hacia la cumbre, llegamos un poco tarde, pasada las 14:30, Sofía llegó primero aunque siempre le estaba dando fuerzas a Juan», dijo Fernández, quien contó a MONTERIZOS que «junto con otro de los instructores del Gym, Facundo Chico, seguíamos dando ánimos para que llegue Juan. El último tramo lo hizo con pura fuerza de voluntad, su cuerpo estaba cansado y no daba más, pero él queria hacer cumbre como sea, claro nunca nos esperamos que era lo que tenía planeado hacer».
Cuando llegaron todos a cumbre, el grupo se pudo relajar, allí almorzó, descansó y varios comenzaron a sacar fotos el el punto emblemático del Ñuñorco. «Entonces pasó lo que nadie esperaba: era el turno de Juan y Sofía, él la ayuda a subir al trípode que está en la cumbre (antes se usaba en estudios meteorológicos), cuando Sofía queda sentada, a unos centímetros más arriba que él, Juan sacó una cajita, adentro tenía unas alianza».
«No me había percatado en un principio, porqué estaba al tanto de lo que hacían todos, pero uno de los chicos gritó ’naaaa, que grandeeeeee’ y ahí me di cuenta, saqué el cel y filmé el momento», explicó.
«Sofi, tan sorprendida como los demás, no dudó en dar su respuesta: ahí, en la cima, a más de 3000 msnm y de los amigos que fueron testigo del especial momento, dio el sí.»